El estudio de la vejez como crítica social

Entrevista a la Dra. María Julieta Oddone, coordinadora del Programa Envejecimiento de FLACSO Argentina.
Autoras: Gabriela Ramos y Erika Tirado.
Publicada en Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ver nota de origen aquí

 


Julieta es una destacada investigadora argentina de 71 años que ha dedicado su vida al estudio social de la vejez, siendo una de las pioneras en Latinoamérica. Ella es licenciada en Sociología y doctora en Antropología por la Universidad de Buenos Aires y Magíster en Gerontología por la Universidad de Córdoba. Profesora Titular de la cátedra de Sociología de la Vejez y el Envejecimiento en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, también  es directora del Programa de Envejecimiento y Sociedad de FLACSO- Argentina.

Julieta recuerda que comenzó a estudiar a la población adulta mayor cuando ella tenía alrededor de 32 años, a mediados de los años 1970. Sólo un par de años antes, las primeras teorías sociales sobre la vejez fueron creadas en la Universidad de Duke en Estados Unidos, y en Argentina éste era un tema poco tratado y sobre todo solo abordado desde una óptica médica. Entonces, nos preguntamos qué hizo que Julieta decidiera trabajar un tema tan inusual en Latinoamérica y en el mundo en esa época. Recibimos una respuesta inusual: las circunstancias laborales durante la última dictadura en Argentina.

Con anterioridad, Oddone ejercía la docencia en la UBA como profesora de Sociología Sistemática e Historia Económica y Social, y realizaba estudios de cogestión en empresas estatales en el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP). Cuando los militares tomaron el poder en 1976, Julieta -como muchos científicos sociales de la época- perdió su trabajo por los ataques y censura a la academia y al pensamiento crítico. Sus temas de investigación vinculados a la participación ciudadana y el sindicalismo no eran propicios de tratar en aquel contexto político en que muchos pensadores como ella estaban en riesgo, por lo que se vio en una difícil situación personal y profesional.

Poco después, le ofrecieron un puesto en el área social del Programa de Atención Médica Integral (PAMI) donde propuso investigar sobre la población anciana de Argentina, algo bastante novedoso en esa época. La vejez era un tema considerado “inocente” y “no político” por lo que el gobierno incluso fomentaba la creación de nuevas políticas para ancianos durante la dictadura. A pesar de ello, Julieta considera que la problemática vinculada a la vejez siempre encierra temas críticos de una sociedad pero, durante esa época, su capacidad de explicitarlos era imposible por lo que a veces camuflaba algunas de sus ideas para poder continuar trabajando:

“Nuestro trabajo se llamó ‘Actitudes y motivaciones asociadas a la tercera edad´ porque era lo más frío que se podía decir. Porque lo que nosotros veíamos no era el tema de las familias, y no era el tema de la jubilación, era la falta de integración social y la falta de participación social lo que les estaba faltando a las personas. Pero no podíamos poner eso en el título”

Esta primera experiencia con la población anciana la hizo apasionarse por esta temática y querer conocer más sobre ella. Durante esa época no encontraba bibliografía especializada en su país y era muy complicado acceder a fuentes extranjeras. Asimismo, los académicos que se interesaban en los mismos temas eran un grupo muy reducido y reunirse era dificultoso.

“En esa época no había libros, no había nada para formarse y además no podías juntarte con la gente por el contexto imperante. Pero nosotros igual nos juntábamos en la casa de Mario Strejelevich, prestigioso médico psiquiatra especialista en vejez formado en Inglaterra. Algunos eran médicos, otros sociólogos y trabajadores sociales y algunos más. Nos juntábamos para discutir sobre la temática y aprender unos de otros. Y para poder encontrarnos una vez por mes lo teníamos que hacer con cuidado”

En el año 1983, vuelve la democracia a Argentina y Julieta regresa a la universidad a enseñar. Ella, decidida a generar interés en el estudio de la vejez en la UBA, inaugura el Seminario en temas de Sociología de la Vejez que aún  sigue siendo dictado hasta la fecha, por lo que su papel ha sido fundamental en la formación de las nuevas generaciones de investigadores sociales especializados en este área del conocimiento en su país.

“Yo en el tema de la vejez me interesan todos los aspectos”- dice Julieta haciendo un balance de su propia producción académica, la cual es muy amplia. Durante casi cuatro décadas dedicadas al estudio de esta temática, ha investigado sobre una gran cantidad de problemáticas relacionadas a la vejez en su país y en investigaciones comparadas con equipos internacionales, así como indagaciones sobre paradigmas de estudio de la vejez para aportar miradas críticas que ayuden a dar giros teóricos a esta materia.

“He trabajado el tema de pobreza fuertemente. También, el tema de la preparación para la jubilación, la problemática de los trabajadores de mayor edad desocupados por la crisis de los 90-2001. He buscado mostrar la invalidez de la teoría del descompromiso. Ahora yo estoy trabajando dos temas básicamente: me ha surgido la posibilidad de trabajar con equipos internacionales he hice una investigación sobre políticas sociales, la visión y la utilización en la Ciudad de Buenos Aires usando métodos mixtos, cualitativos y cuantitativos. También estoy haciendo algo sobre qué es el envejecimiento activo. Pero en realidad, el paradigma del envejecimiento activo presenta una dificultad en su abordaje debido a que sus indicadores no son fácilmente medibles”

Julieta considera que las cosas han cambiado mucho en cuanto a la producción y oportunidades para investigar sobre la vejez en Argentina. En los últimos años, este tema se ha posicionado fuertemente en diversas disciplinas y universidades y ahora existen equipos de investigación, cátedras y seminarios que generalmente se enfocan en temáticas vinculadas al cuidado, educación, pobreza y trabajo. “Somos muchos más de los que éramos”- dice admirada. A pesar de ello, los estudios de corte geriátrico o médico son más numerosos que los de ciencias sociales.

“Los académicos que trabajan este tema tienen diversos retos”- dice Julieta antes de comenzar a enumerarlos. El primero es luchar contra ciertas pre-nociones clásicas que suelen invisibilizar la existencia de los viejos y sus problemáticas en la academia y en la política pública. En segundo lugar, la vejez no es una experiencia homogénea y los investigadores deben de contribuir en mostrar estas diferencias que son producto del cruce de la dimensión etaria con otras dimensiones sociales durante el curso de la vida. En ese sentido, ella resalta que durante su investigación ha notado la fuerza de la reproducción social entre generaciones que hace que padres e hijos vivan finalmente vejeces muy similares, por lo que la clase social y etnicidad podrían ser factores más determinantes que la temporalidad.

“Se sigue homogenizando a la vejez, aunque nosotros seguimos trabajando para mostrar que la homogeneidad no existe, que es muy diverso y que sería necesario hacer estudios que crucen las variables que generan esta diversidad en el curso de vida”.

Por último, quisimos preguntarle a Julieta sobre su opinión sobre el estado de los estudios de la vejez en Latinoamérica. Ella relató que ha tenido numerosas oportunidades para conocer otros contextos académicos fuera de Argentina debido a su trabajo en FLACSO, y a su asistencia a congresos internacionales, seminarios de actualización o enseñanza, sociedades científicas, etc. Así, ha viajado a Perú, Chile, Colombia, Brasil, Cuba, Venezuela, Estados Unidos, Italia, Francia, Hungría, Malta, Sudáfrica, Uruguay, España, México, Japón e integra la Asociación Internacional de Sociología, en el RC 11 (Comité de Investigación sobre Sociología del Envejecimiento). Luego de todas esas experiencias, ha concluido que en Latinoamérica se requiere consolidar  una “escuela” que genere investigadores especializados en el estudio de la vejez y redes de investigadores relevantes en la temática. Generalmente, la apertura de espacios de debate y la producción en el tema responde solo a intereses y deseos particulares de algunas personas apasionadas en este tema. Por ello, ha sucedido en algunos países que cuando un investigador importante migra, se jubila o muere, la investigación pierde fuerza y deja de trabajarse. En ese sentido, es necesario que un tema que se torna cada vez más relevante para la región comience a consolidarse como una línea de trabajo fuerte con el fin de contribuir a nuestra producción del conocimiento desde una mirada latinoamericana pero también para contribuir a que nuestros países sean sociedades para todas las edades.