Feminismo de Internet: ¿quién nos defiende en la era digital?
Abogada platense, especialista en derecho informático y presidenta de Activismo Digital Feminista, Marina Benítez Demtschenko es una presencia imponente con sus tacos y metro ochenta. La misión de la fundación Activismo Digital Feminista es defender el “real ejercicio de los derechos de las mujeres en la esfera digital, planteando un ámbito de libertades así como un espacio sin violencias ni desigualdades”. Esta organización no gubernamental aboga por el involucramiento, la libertad de expresión, la apropiación de los medios digitales y la reducción de la brecha, entre otras temáticas del ciberfeminismo.
¿Qué es lo que quiere decir exactamente esto?
En esta entrevista Benítez Demtschenko le responde al Programa Educación a Distancia de la FLACSO Argentina.
Por Estefanía Enzenhofer
¿Por qué consideran que Internet no es un espacio seguro para las mujeres?
Marina Benítez Demtschenko: “Internet se piensa como un espacio horizontal, donde todas las personas pudieran interactuar en pie de igualdad y en igualdad de condiciones, donde el/la usuaria/o digital tuviera la posibilidad de libre expresarse, de proveer de contenido. Pero a medida que Internet va desarrollándose como medio de expresión y se va difundiendo incluso a nivel internacional se empiezan a detectar conductas y comportamientos dentro de lo que es la web (el espacio virtual que construimos entre todos y todas) las mismas conductas y comportamientos arraigados culturalmente en el plano analógico, físico también son reproducidas en el plano virtual. Las prácticas machistas empiezan a tener una entidad en el plano virtual con un impacto tremendo para nosotras.
MBD: El respeto, o la equidad, con la que se pensó este mundo desde el 1945 en adelante cuando Internet solamente era una herramienta militar de comunicación entre ejércitos, entre los gobiernos, obviamente no se previó que tuviese este nivel de difusión y este nivel de aceptación, y que además, causara el advenimiento de la era digital. El problema con las mujeres usuarias digitales es que nos encontramos constantemente con obstáculos en nuestra libre expresión, en la posibilidad de emitir opiniones, en la posibilidad de mostrar, mostrarnos, de ejercer nuestros derechos en internet de la misma manera que nos encontramos con limitaciones en el plano analógico. Por eso decimos que la era digital debiera reformularse de alguna manera con perspectiva de género para que todas podamos tener condiciones que los varones también en el plano online.
MBD: A partir del reconocimiento de ciertos comportamientos que reproducen violencia machista en Internet, como abogada empecé a sentir la necesidad de abordar estos temas y ver de qué manera se estaban tratando, cuál era el tratamiento legislativo no solo en nuestro país sino también a nivel internacional. Notamos junto con mis colegas que realmente acá en la Argentina, la legislación era por muy incipiente, casi nula. Alrededor del año 2011 recién estábamos con las experiencias Facebook, muy pocas personas tenían conocimiento de otras plataformas. Había muy poca concientización sobre la protección de datos personales, por ejemplo, también estaba muy presente la sobreexposición de nuestras vidas en las redes sociales. Todo esto llevó a pensar de qué manera regular y proponer normativas a nivel nacional, que ampararan todo lo que ya veníamos sufriendo en este momento. Así es como nace la fundación Activismo Feminista Digital, primero detectando que los comportamientos violentos en Internet no eran aislados: respondían a una mecánica, había detrás de cada comportamiento una métrica que se podía reconocer, razón por la cual empezamos nosotras a nominar todo esto dentro de lo que es la violencia de género digital.
No los podíamos encasillar y empezamos a hablar para 2013 de violencia de género digital y ha sido el germen de nuestras organizaciones. Detectamos que nuestro país venía con un tratamiento cero de toda esta problemática. Una de las cuestiones que más nos llamó la atención fue la no penalización de la difusión no consentida de material íntimo que en otros países, por ejemplo, como Filipinas desde 1997 está legislado, es un delito y acá en Argentina para 2012 ni se hablaba de la cuestión.
Empezamos a abordar y estudiar todos los patrones machistas que hacían que las mujeres tengamos impactos sutiles al ser usuarias digitales por ejemplo temer a la interacción en Internet, tener miedo a intercambiar con otros usuarios y otras usuarias por no saber quién estaba del otro lado, empezar a restringir nuestra participación en foros y en la provisión de contenidos. Empezamos a tener la misma conducta que tenemos en el plano físico de retracción, uno de los principios justamente que a nosotros nos motiva para empezar a hablar de lo que es empoderamiento digital de las mujeres que va de la mano con lo que es alfabetización digital: conocer los medios tecnológicos para poder entenderlos y para poder fluir conjuntamente con el desarrollo de las comunicación.
Entonces, si bien empieza el abordaje de la Fundación con todo lo que es la violencia digital hacia las mujeres, empezamos en muy poquito tiempo a abordar otros temas como por ejemplo: la brecha digital de género, ¿por qué las mujeres tenemos menos acceso a las comunicación que los varones?, ¿cuáles son los ámbitos donde se discuten temas de tecnología de informática, de computación, de derechos digitales?, ¿de qué forma somos excluidas como usuarias y se nos coloca como consumidoras?
Y luego transcurrieron nuestros intereses hacia otros ámbitos que también creemos que son fundamentales hoy en la era de Internet, por ejemplo, la libertad de expresión en Internet, que no es la misma que la libertad de expresión en el plano analógico, la sexualidad digital, todo lo relacionado con el anonimato. En el mundo plantean que es un derecho, pero para nosotras es una forma de sentirnos más amedrentadas por quien interactúa con nosotras. Entonces, es necesario que todos estos temas de derechos fundamentales, de derechos constitucionales, tengan una visión no sólo relacionada con la comunicación sino también con la perspectiva de género.
¿Qué propone la fundación?
MBD: Desde la fundación, nosotras tenemos planteada una mecánica de trabajo muy abarcativa que no solamente implica el estudio y el abordaje de todas las problemáticas que conciernen a las mujeres en su inserción en Internet, sino que también lo que hacemos es abrir el abanico para que todas las mujeres de nuestro país se puedan comunicar con nosotras para desahogar sus dudas y también para recibir un asesoramiento primario en lo legal en cuanto a sus derechos en lo técnico, en cuanto a la configuración de privacidad y todo lo necesario para un uso responsable de sus perfiles. Tenemos nuestras vías de comunicación abiertas, las redes sociales para nosotras como para cualquier mujer son fundamentales para poder comunicarnos, para estrechar vínculos, para enlazarnos, de alguna manera acompañar y también permitir la o compartir información.
Recibimos consultas todos los días, a partir de la apertura que tenemos hacia la sociedad. Para nosotras es importantísimo también abordar sus experiencias. Aprendemos muchísimo de lo que nos vienen a contar y con esto también nos damos cuenta la diferencia existente en todas las jurisdicciones y provincias del país.
¿Cómo trabajan?
MBD: A partir de las consultas que recibimos de mujeres de todo el país lo que vemos es un tratamiento disímil por parte del Estado, de todo lo que concierne al mundo de Internet y a las tecnologías, por sobre todo. Esto tiene que ver con que con la brecha digital de género confluyen otras brechas: la brecha económica, la brecha salarial, que probablemente hace perpetrar la exclusión de las mujeres del mundo de las tecnologías de la información y la comunicación al no poder. Por ejemplo, adquirir un teléfono inteligente, no tener Internet en sus domicilios o simplemente manejarse con el teléfono para lo justo y necesario, cuando hoy en realidad y en la mayor parte de las sociedades y de las poblaciones, al menos laboralmente activas, sabemos que el teléfono es fundamental para estar comunicados/as, para vincularnos e incluso también para potenciar nuestras capacidades.
Esto nos lleva a pensar y a representar la foto del Estado argentino sobre cómo está posicionado frente a la era digital: falta capacitación con perspectiva de género porque en general, cuando una mujer va a radicar la denuncia, o a buscar asesoramiento a cualquier dependencia estatal lo primero pasa es que se encuentra sin marco normativo que tipifique, que penalice la conducta que ella quiere realizar y, por otro lado, se menosprecia, se subestima muchísimo todo lo que pasa en Internet, cuando sabemos muy bien que lo que pasa en lo digital pasa en lo real. Las mujeres también sentimos que para no tener que soportar y tolerar más padecimientos, o sea violencia machista, lo que tenemos que hacer es autoexcluirnos, por tal la autocensura es un tema que tratamos muchísimo. Después, lo que realizamos son informes académicos, informes que tratamos que sean documentos, antecedentes para los estratos y los sectores públicos y privados. Pero por sobre todo, lo que hacemos es pujar muchísimo para la elaboración de políticas públicas del torno a las problemáticas que surgen de la vinculación entre las mujeres y las tecnologías de información y comunicación.
MBD: La dignidad digital como medular, para que todo lo que atente contra nuestro valor como personas humanas en el mundo digital también sea motivo para que el Estado tome acción directa.
¿Qué opinan acerca de la modalidad escrache?
MBD: Nosotras planteamos que Internet debería ser un campo mucho más permisivo y fértil para elevar nuestras voces. Se discute muchísimo entre organizaciones no gubernamentales de derechos digitales sin perspectiva de género qué pasó; se discuten muchísimos temas que hacen a la expansión total de la libertad de expresión en Internet, pero no se nos contempla a nosotras como las primeras beneficiadas. Si estos parámetros fueran específicamente protegidos, de alguna manera podemos ver la diferencia en el tratamiento cuando por ejemplo, se protege o se vela por la libertad de un referente partidario.
MBD: Cuando elevamos nuestras voces, contamos nuestras historias, señalamos a nuestros agresores somos rápidamente vulneradas por el resto de la sociedad. Entonces el tratamiento de la libertad de expresión en Internet, debiera ser como cualquier otro tema social y además, abraza estas problemáticas culturales que debieran ser tratadas con perspectiva de género. Los escraches que hacemos desde la fundación, el tratamiento y el abordaje de los escraches que realizamos es, primero, cambiarles el nombre: la palabra escrache tiene una connotación peyorativa, que es esta visión de los exabruptos, lo exagerado, lo desmedido, que casualmente son características que culturalmente se nos asocian a las mujeres. Entonces, de esta manera, una herramienta tan poderosa como es la visibilización de la violencia y la visibilización de nuestros agresores, rápidamente pasa a la categoría de exagerado, exacerbado y desmedido, de la misma forma que cualquier manifestación que nosotras hacemos.