Frío vínculo de Washington con la Corte Internacional

Valentina DelichFrío vínculo de Washington con la Corte Internacional
Por Natasha Niebieskikwiat
Publicado en Diario Clarín, edición impresa, el día 9 de agosto de 2014
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“Entre los Estados Unidos y la Corte Internacional de Justicia siempre ha habido una relación de amor-odio ”, ha dicho la jueza estadounidense Joan E. Donoghue, una de los quince magistrados que componen ese máximo tribunal de justicia de la ONU.

El caso que sin éxito Argentina ha querido abrir ante la CIJ puso de manifiesto no sólo la inviabilidad de un recurso que Washington no acepta, sino que invita a preguntarse qué buscaba el Gobierno con esta presentación, teniendo en cuenta el complejo vínculo de EE.UU. con las cortes de La Haya que todo diplomático debe conocer como de manual.

“La relación de Estados Unidos con la corte es de ambigua a conflictiva”, manifestó a Clarín Valentina Delich, profesora de derecho internacional público en FLACSO y en la UBA. De base, continuó Delich, a Washington “ no le gustan los tribunales internacionales y tiene un sistema judicial muy fuerte que ve con mucha desconfianza a esas instancias supranacionales”. Pero, recordó Delich: en Estados Unidos conviven una mirada tradicionalmente aislacionista, “de un Estados Unidos fuera de las instancias internacionales” y otra que se involucra fuertemente en política internacional”, que se ve reflejada en sus interverenciones en Afganistán e Irak, por ejemplo.

Como firmante de los acuerdos de Breton Woods, que en 1945 dieron vida a las actuales instituciones financieras, un año después Estados Unidos también aceptaba la jurisdicción compulsoria, obligatoria, que estipula la Corte Internacional de Justicia.

Por cierto, además de jueces estadounidenses, Washington ha hecho “uso” de la Corte.

En 1980 presentó una queja por la detención por parte de Irán de sus diplomáticos en la embajada estadounidense en Teherán, y acusó a los persas de violar las normas del derecho internacional. Pero ya a mediados de esa década la visión cambió. La jueza Donoghue ha contado que en 1986 su país se retiró de la jurisdicción cumpulsoria –Argentina tampoco la reconoce y se maneja como muchos ante la Corte, aceptando o no su intervención caso por caso – en desacuerdo por la denuncia que llevó Nicaragua, en la que acusó a EE.UU. de violaciones al derecho internacional por apoyar a los contra nicaragüenses en su guerra sucia contra los sandinistas. Después, en 2005, se retiró de la Convención de Viena con respecto a sus Obligaciones Consulares luego de un fallo adverso de la Corte Internacional de Justicia en un caso por 52 mexicanos condenados a pena de muerte en Estados Unidos que no habían recibido asistencia consular.

En lo que hace a otras cortes, como la Penal Internacional, nunca la apoyó, con la excusa de no poner en “riesgo” a sus ciudadanos.