Horacio González: In memoriam

Por Jorgelina Loza*, investigadora del Área Relaciones Internacionales de la FLACSO Argentina.
Publicado el 30 de junio de 2021.

Aquello que podemos llamar el pensamiento nacional, también el pensamiento latinoamericano, ha sufrido grandes pérdidas en esta época tremenda que vivimos. Nos toca despedir esta semana al que fue el profesor de muchxs, dentro y fuera de las aulas: Horacio González. En los días que siguieron a la noticia de su muerte, hemos leído notas y columnas que destacaban parte de su trabajo, pero, sobre todo, su condición humana. Queremos dedicar unas líneas más, desde este espacio, a ese unánime homenaje colectivo.

Horacio González era un profesor reconocido cuando yo cursaba la carrera de Sociología en UBA, a fines de los 90’. Cursé las dos materias que tenía a su cargo, y en ambas me encontré con un equipo docente apasionado por los temas que buscaban transmitir. Los teóricos a cargo de Horacio eran tal cual como los han descripto en tantos homenajes: largas horas de un recorrido que parecía interminable y que visitaba ideas y nombres, escuelas de pensamiento, climas de época, reflexiones personales, relatos del viaje en taxi que lo había llevado hasta la facultad, chistes. Sus clases se salían de cualquier molde, entonces quienes estábamos más acostumbrados a esos teóricos lúgubres y en silencio del aula 100, equivocadamente veíamos improvisación donde había una verdadera construcción propia. Es que Horacio González era un artesano de las ideas: las leía, las interpretaba, las explicaba, encontraba vínculos entre autores y épocas que no eran evidentes. Tejía matrices de pensamiento, construía con esas clases la idea de que existe un pensamiento social latinoamericano. Rendí ambos finales, uno de ellos lo armé sobre el libro “Diferencias y semejanzas de los países de la América Latina” que Ezequiel Martínez Estrada publicó en su exilio cubano en 1962. Cuando le dije que haría el final sobre ese texto, me dijo que no era fácil encontrarlo. Le mostré que lo había conseguido en una biblioteca. Me animó a leer sus 800 páginas, a meterme con un autor complejo y olvidado aun cuando es uno de los fundadores de la Sociología en Argentina. El día del examen me dijo: “otra Sarmientita”. No logré comprender en ese momento su valor como docente, no pude aprovechar sus clases tal como pienso que podría hacerlo ahora.

Años más tarde, siendo ya docente e investigadora, tuve la suerte de compartir una serie de eventos y clases con él. En 2018 mi director de beca me había pedido que escribiera un artículo sobre el nacionalismo petrolero en México, para unas jornadas. Cuando llegué, me enteré que me tocaba presentarlo junto a Horacio, que había preparado otro trabajo sobre pensadores que habían reflexionado sobre la relevancia del petróleo para las naciones latinoamericanas. Tras mi presentación, Horacio logró articular mis ideas y las del otro ponente en algo que fue una breve clase magistral sobre Manuel Ugarte, Raúl Scalabrini Ortiz, Lázaro Cárdenas y la soberanía petrolera en América Latina. Esos artículos se convirtieron en capítulos de libros, y viajamos a presentarlos a Caleta Olivia. La gente de la UNPA nos recibió tan cálidamente, que pudimos compartir momentos entrañables más allá de las presentaciones formales. En todos ellos, me tocó maravillarme con el lado humano de mi profesor, comprobar su calidez y generosidad hacia quienes le acercábamos comentarios o preguntas. No siempre estaba de acuerdo, no era condescendiente, pero sabía escuchar.

Me quedo para siempre con la enseñanza de estos últimos años: la generosidad en el aula, el respeto hacia el trabajo de otrxs, el desafío del tejido entre autores y épocas que no son evidentes. Era capaz de escribir reseñas de libros escritos por autorxs desconocidos, presentar trabajos de estudiantes o investigadores jóvenes resaltando sus esfuerzos. En esas presentaciones, como en sus clases, no había jerarquías entre las ideas, no había pedestales. En esa artesanía del pensamiento latinoamericano, nos acercó a muchxs jóvenes estudiantes e investigadorxs a autorxs que no hubiéramos conocido nunca en otra aula. En un video que circula mucho en estos días, él afirma que nadie logra transformar el mundo y la profesión si no se transforma a sí mismx. Este breve homenaje es para quien nos convocó a ser sujetos de nuestro propio destino. Vayan estas líneas, a donde estés, como un elogio del devenir.

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* Jorgelina Loza es Socióloga y Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente se desempeña como investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – Argentina, y del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires. Su agenda de investigación está vinculada a redes transnacionales de acción colectiva en América Latina, especialmente en la construcción de su identidad regional.