Proyectar un futuro con pensamiento estratégico”

Por Daniel García Delgado *

Director del área Estado y Políticas Públicas de FLACSO Argentina

* Agradezco la colaboración del equipo de investigadores del Area de Estado y Políticas Públicas de FLACSO en el intercambio de ideas y sugerencias que conforman este artículo. A todos ellos muchas gracias.

Introducción

Este análisis, realizado al año de haber iniciado el gobierno del Frente de Todos, en una situación de fuerte movilización política por la votación que busca lograr la despenalización del aborto, trata de plantear una proyección futura de la relación Estado sociedad y sus contextos para iluminar un posible rumbo emancipador y sustentable dentro de una situación que genera no poca incertidumbre y complejidad.

1. La pregunta disparadora

¿Por qué es importante proyectar un futuro con pensamiento estratégico? Fundamentalmente para ayudar a construir una ‘nueva normalidad’, una que no sea igual o peor a la anterior, sino mejor, más equitativa y justa. Para tener una perspectiva político-estratégica en un mundo en profunda transformación económica, tecnológica y geopolítica y poder aprovechar las oportunidades que se presentan. Esto puede asociarse en algún sentido a la utopía, pero en la perspectiva de Wallerstain habría que hablar de una visión utopística de las opciones históricas del siglo XXI, de una “que haga visible el horizonte de aquello que es posible realizar, conjuntando con lo que la mayoría desea y lo que los principios y valores arraigados en la vida comunitaria nos obligan a desplegar” [1].

Para ello se propone, en primer lugar, hacer visibles algunos de los condicionamientos epocales para la sustentabilidad del modelo de desarrollo y la capacidad de planificar el mediano y largo plazo. Tanto en términos político culturales como económicos y de relaciones de poder. Uno de ellos, es el coyunturalismo extremo, el presentismo, de la inmediatez, lo que pasa hoy lo abarca todo. Es la avidez por la noticia escandalosa, por la política denuncia; por la judicialización; las fake news; lo que conmueve las emociones, radicaliza posiciones, fractura el lazo social y hace tomar posiciones polarizadas impiden la construcción del bien común. También por ello necesitamos planificar, tener agenda de mediano plazo e instituciones de pensamiento estratégico y prospectiva en diversos niveles públicos.

El segundo, el estar amenazados permanentemente por el catastrofismo fiscal anunciado por economistas preferentemente ortodoxos, que son los que anunciaron la hiperinflación del 2020, o el default, las devaluaciones inminentes y que, no cansados de que sus predicciones no se confirman, vuelven a la carga y a proyectarlas hacia el 2021. Frente a los “profetas” del ajuste estructural se trata de tener solidez macroeconómica en una época de inevitables mayores gastos fiscales, y una perspectiva de búsqueda de consensos, de diálogo con distintos actores, de encuentros pero sin diluir la agenda. En realidad en la búsqueda no solo de un Estado presente sino de un modelo de gestión público superador tanto del modelos burocrático weberiano; como el del new public managment o gerencial, por otro, que parte de un pensamiento situado, que es político, que apunta a la creación de sentido, soberanía tecnológica y a la administración pública como de servicio de calidad junto a una ética pública integral.

El tercero, es de la inevitabilidad de superar el ciclo, que sin ajuste fiscal y empobrecimiento no sería posible. Por debajo, subyace el conflicto entre, tradiciones políticas con distintos modelos de país, la liberal-republicana y la nacional-popular. La primera que desdeña el Estado y la política en favor de lo privado, lo mismo hace con lo colectivo y con la organización social en favor de individuos aislados sin derechos sociales y con una referencia meritocrática que se vuelve abstracta para la mayoría. Lo político es una administración de las cosas y las instituciones que consagran el statu quo. La otra tradición, revaloriza la política y considera al Estado como garante de derechos, como condición de la transformación buscada de índole emancipatoria y es promotor del desarrollo y de la dignidad de las personas. Es claro que ahora la versión neoliberal ha sido deslegitimada con la crisis pandémica y su propia crisis, porque no pudo resolver cuestiones de salud pública sin apelar al darwinismo, ni siquiera a resolver los problemas que generó de desindustrialización, de aumento de pobreza desempleo y endeudamiento.

El cuarto y más reciente, es el del negativismo irracional, tanto a la cuarentena, a las medidas de aislamiento del ASPO, al cuidado humanista, a la ciencia, a la vacuna, lo que se ha ido modificando a partir de la experiencia de EEUU y la UE de las “segundas olas”. Pero también se expresa como el odio de algunos sectores que buscan el retorno a un pasado idealizado, a la nostalgia de un período liberal perfecto, nebuloso, y a la vez negador de toda la etapa del Estado de Bienestar. Este negativismo genera sueños irracionales, por un lado, pero pueden trasuntarse en simplificaciones extremas libertarias y en pesadillas neofacistas. Ahora bien, pensar más allá del corto plazo, es considerar la importancia ‘de construir un polo utópico’, poner en marcha la planificación y el pensamiento estratégico no como un ejercicio individual, sino multi-actoral que nos hace tomar algunos puntos en consideración.

2. Los activos de los que partimos

Por un lado, reconocer lo positivo, ser conscientes de nuestros activos tanto históricos como coyunturales, en particular de este año tan especial, y no solo de las negatividades que bombardean los medios todos los días, lo que hemos avanzado desde la situación abismal que se partió a comienzos de este año. No hay que dejarse atrapar por la perspectiva del “balance negativo” de quienes intenta instalar falsamente el pesimismo y la derrota. Enfrentar este proceso requiere de una continuidad necesaria, fortalecer una coalición política que es una experiencia inédita en Argentina. Consolidar el proceso de unidad, ampliar la base electoral y la representación parlamentaria del Frente de Todos, resulta necesario e indispensable para seguir avanzando en la construcción de un país más justo y solidario, y eso es un gran desafío para el año que se inicia. [2] Sin relajarnos porque la nube ominosa de la pandemia no cesa y la gente suele actuar como si ya estuviera vacunada y el peligro disipado. Sin embargo, el riesgo de contagio todavía está allí.

Se trata por un lado, de recuperar lo positivo los activos históricos y coyunturales con que contamos sobre lo actuado en este año excepcional del 2020, donde figuran varias de las decisiones importantes que se tomaron en medio de un camino intuido por una apuesta al valor de la vida y de la situación de los más vulnerables: el Estado presente y una ética del cuidado hacia los sectores vulnerables y trabajadores; la reconstrucción en breve tiempo de un sistema de salud publico desguazado por la gestión anterior y que no dejo a nadie afuera. El apoyo a los sectores vulnerables mediante el IFE, el sostenimiento al trabajo y a las empresas con el ATP, y al consumo mediante el congelamiento de tarifas y moratorias son parte de estas apuestas. Así como también el encomiable trabajo de la sociedad civil, del sistema médico, de las redes sociales comunitarias e iglesias en el trabajo territorial y de la importancia creciente de la economía popular y de la sociedad del cuidado. Además, promover la cooperación entre nación, provincias y municipios, y con los partidos de la oposición, en una lucha común contra el COVID-19. La resolución del endeudamiento o reestructuración de la deuda externa con los acreedores privados. El importante trabajo realizado este año por el Parlamento en sacar leyes que dan respuestas a demandas generalizadas de la sociedad y que se mantienen hasta hoy día en esa tesitura, son algunos de los activos con que contamos.

Pero también es necesario reconocer lo que falta, lo que se podría haber hecho mejor y los riesgos presentes. Porque todavía falta la reorganización del Estado en una lógica de Estado presente que funcione en sus automatismos básicos, como la escuela, la administración con planteles integrados; transporte público, atención a la ciudadanía en diversas oficinas y agencias. Claro está, que esto se asocia a la vacuna y a la superación de la pandemia, pero también a los esfuerzos por hacer previsible lo inminente, en marzo del próximo año contar con un Estado en sus funcionamientos administrativo y servicios públicos básicos a pleno.

Mostrar al mismo tiempo cómo y en qué sectores y con qué políticas va a crecer la economía y a la vez controlar la inflación ¿Cuáles son las cadenas de valor privilegiadas en relación al crecimiento del 4 o 5 por ciento proyectado en el presupuesto? Por un lado, parece ser la cadena automotriz, por otro la construcción, la tercera, son las exportaciones agroindustriales. La reapertura de la actividad económica de cero a casi cien luego de varios meses de confinamiento por la COVID 19, empezó a dejar a la vista un fenómeno que se gestó mientras todas las miradas apuntaban exclusivamente a la cuestión sanitaria. Diferentes indicadores sectoriales muestran ya mejoras en relación a 2019, año sin pandemia,

Pero falta mucho especialmente en la situación social, donde la prioridad deberá estar puesta en superar las situaciones de pobreza en un contexto en que ya estamos en 44,2%, alcanzando a 18 millones, y donde por pandemia, cayó el ingreso en casi la mitad de los hogares, y una familia tipo requiere 51.000$ para no ser pobre. Donde surgen interrogantes acerca de ¿cómo se va a superar esta situación? Si ¿con inversión y trabajo? Si se requiere un ingreso universal o si es necesario formalizar y asignar ingresos a toda tarea con significación social o que genere valor. La teoría del valor podría aplicarse aquí para formalizar no como asignación de un plan social sino como contrato de trabajos de una sociedad asalariada de nuevo tipo. A la sociedad del cuidado, a la del trabajo doméstico, a la de la economía popular en sus distintas vertientes, las cuales podrían regularizarse, formalizarse con asignaciones a nivel de un salario mínimo que se sitúe por arriba de la pobreza a esta población.[3]

Encarar problemas de justicia social en términos de distribuciones salariales, cuando todavía el salario no le gana a la inflación, y los trabajadores del sector público en particular han visto decrecer sus ingresos pero en un doble mensaje contradictorio: alabar a este como clave, y asignar a sus trabajadores como si no lo fueran. El informe de Cifra –CTA[4] señala que la trayectoria del salario del sector público viene siendo más desfavorable que del sector privado y esta situación se acentuó en 2020. En diciembre de 2019 el poder adquisitivo de ese salario promedio era 22,4 por ciento inferior al 2015, y en septiembre de 2020 perdió casi 25 por ciento de su poder de compra respecto de ese mismo año. Hay además una demora extraordinaria en los cierres de las paritarias y en consecuencia de una caída del salario real.

Pero debemos preguntarnos al mismo tiempo ¿de dónde se van generar los buenos trabajos? Esto es estratégico, porque si solo podemos generar trabajadores de baja productividad y planes sociales con la continua desaparición de sectores medios, o si también buenos empleos. Estos últimos, por lo general requieren habilidades específicas y solo pueden ser creados por empresas productivas tanto privadas como públicas. Por lo tanto, la creación de buenos puestos de trabajo en grandes cantidades requiere abordar tanto el lado de la oferta como el lado de la demanda del problema. En el lado de la oferta, los trabajadores deben estar equipados con las habilidades duras y blandas que requieren las empresas productivas. La importancia del replanteo educativo por el lado de la ciencia y la tecnología y, asimismo, de la igualdad en conectividad en infraestructuras y apoyo al sistema público de educación. Por el lado de la demanda, debe haber un segmento suficientemente grande de empresas pequeñas y medianas –las Pymes- que sean productivas y capaces de expandir el empleo. En este desafío todos los gobiernos de diferentes niveles deben participar activamente. [5]

Los incentivos fiscales y las subvenciones a la inversión de duración indefinida pueden atraer empresas a regiones rezagadas, pero a veces son costosos y, a menudo, desperdician recursos públicos en proyectos que se habrían realizado de todos modos. Lo que funciona mejor es proporcionar servicios comerciales o de infraestructura personalizados, como asesoramientos de gestión y tecnología a las empresas locales. Estos programas requieren la creación de relaciones entre las grandes empresas y sus cadenas de valor, es decir con empresas locales, situadas especialmente en diferentes lugares pero que requieren un up grade para elevar sus estándares de calidad, en diferentes aspectos y formar parte de la cadena de valor de la gran empresa. Algunos ejemplos pueden servir: Toyota, en automotores, creando sus propias escuelas de capacitación y al mismo tiempo articulando con municipios de diversas provincias para potenciar sus pymes proveedoras. Arcor en alimentos, que produce dulce y es competitivo, pero si en la cadena de valor se descubre que hay trabajo infantil se genera un problema. Se está ante un capitalismo que para generar empleo de calidad y exportar y ser competitivo debe ser más concertado, colaborativo, y requiere integrar más variables que en el pasado; como calidad ambiental, trabajo infantil, paridad de género, estándares de calidad y excelencia de los insumos, y cumplimientos normativos diversos y participación de los trabajadores. Asimismo, los temas de automatización, competencias digitales, el teletrabajo entran dentro de la nueva agenda a concertar.[6] De lo contrario estas empresas importarán sus insumos y empleos, o habrá países que no les interese cumplir con esos estándares internacionales de la OCDE, OIT, G-20, pero tampoco generarán trabajos de calidad. Se requiere un esfuerzo especial en este apoyo que surja desde agencias públicas como puede ser el Ministerio de Trabajo Nacional y que involucre a Provincias y Municipios con las firmas importantes y los Centros de Ciencia y Técnica y Universidades que hay en el país en el esfuerzo de generar empleo de calidad.

Pero nada de esto prosperará sin evitar los riesgos permanentes que lo sistémico genera para volver atrás. Por un lado, nos encontramos con una oposición poco responsable y que además trata de judicializar la política, pero más complicado aún, es que sin una reforma del Poder Judicial que termine con el law fare y remueva los mecanismos que reproducen prácticas corporativas del Poder Judicial, el riesgo para la soberanía popular por el gobierno de los jueces permanece.[7] La captura del Poder Judicial por los factores de poder, sin adecuados controles, que remite a influencias mediáticas, del establishment y de la oposición, en lugar de tener una concepción de Estado de Derecho democrático, republicano y justicia independiente es otro tema aún irresuelto en lo institucional.

3. La importancia de los contextos

A pesar de las dificultades señaladas, el año 2021 cuenta con algunos elementos que preanuncian alguna mejora en la subjetividad de las personas y en las posibilidades económicas y sociales. Por un lado, tenemos predicciones de una vacunación masiva que se está planificando para enero y febrero en el marco de un acuerdo con la Federación Rusa. Por otro, el rebote económico de crecimiento anual con su impacto en el trabajo y en las expectativas. No obstante, para alcanzar ese futuro deseable de sustentabilidad y de inclusión, ‘de un país para todos’, se requiere un análisis multiescalar en diversos planos[8]:

  1. En el nacional, es privado. Alentar acuerdos entre los empresarios y los trabajadores en diversos planos, en conexión con un común consenso sobre lo productivo y no lo especulativo; sobre la generación de empleo y la inversión. Donde el conflicto debe ser contra la financierización, la especulación, la elusión y la fuga, y el acuerdo central, el empleo la inversión e innovación. De ir hacia una imposición fiscal progresiva; de salir de antinomias campo e industria, mercado interno o externo; de mejorar la capacidad extractiva del Estado y no reducir impuestos es esencial para el desarrollo y la justicia distributiva. Esta política de fomentar acuerdos ya ha comenzado a encararse este año en la generación de importantes convenios entre el Gobierno con el sector agro-industrial, con pymes, entre empresarios y trabajadores para proyectos productivos, pero que debe profundizarse en un futuro Consejo Económico Social. El pacto social es importante, si se realiza con responsabilidad ciudadana y evaluación de metas porque están dadas las condiciones, para la configuración de logros significativos, un tipo de un capitalismo concertado, de o promover un nuevo modelo de desarrollo y un nuevo bloque social.

Un modelo de desarrollo distinto tanto al de sustitución de importaciones del desarrollismo, como al de primarización y financierización neoliberal. Uno de carácter integral, sustentable en lo macroeconómico social y lo ambiental. En lo productivo, basado en la economía real y la inversión. Un modelo con mayor valor agregado, con una alianza con la ciencia y tecnología para volvernos más competitivos y productivos. Esta alianza entre ciencia y técnica con la producción y el empleo en los distintos sectores – el industrial, el agrario, el de servicios, y el de la economía popular -, es imperioso, para que no exista un sector de alta productividad y bajo empleo y otro de baja productividad pero de empleo masivo.

  1. En lo federal: necesitamos promover un nuevo federalismo con una menor asimetría entre Provincias y Nación, con la desconcentración económica, con generar acumulaciones internas para que las poblaciones locales que no fuguen de la periferia al centro nacional, a la metrópolis, sino que se posibilite su arraigo. Que aprovechen sus recursos naturales regulados ambientalmente, junto a centros tecnológicos para generar polos de acumulación y políticos con mayor autonomía. Es decir, de un federalismo real, no solo de enunciación. También aquí son importantes los pactos, como el Pacto fiscal 2020, iniciar la transición ecológica hacia una Argentina verde, hacia una economía circular.

Para para modificar estas asimetrías históricas en lo profundo, también se requiere de la política, de generar agrupaciones provinciales federales, de bloques regionales de más peso para negociar con la Nación y las multinacionales, como lo ya lo ha iniciado la Liga Federal Norte Grande. También se podría replicar en la región Patagónica, centro y aún constituir la metropolitana. Ir hacia un federalismo real y no formal, para que no dependa solo de la coparticipación o de establecer relaciones radiales o clientelares de las Provincias con el gobierno nacional, sino que tengan posibilidades estas y las subregiones de generar recursos propios, generar arraigo de sus poblaciones, a partir de la desconcentración productiva, de una política poblacional y de la utilización de recursos naturales de forma ambientalmente regulada.

  1. Lo regional supranacional sigue siendo estratégico, porque los contextos son importantes y decisivos para el futuro, en una situación de fragmentación de una América Latina en profunda crisis sanitaria y económica, con mayoría gobiernos de derecha y solícitos a la agenda de EEUU, al Grupo de Lima, y a la OEA. Donde la integración requiere ahora ser más pragmáticos –como en la relación con Brasil en el Mercosur- pero, a la vez, no perder utopías, o entrever los signos de los tiempos que pueden potenciar la reconstrucción de un proceso de integración regional, de un bloque sobre nuevas bases, tanto para coordinar políticas de salud, vacunas, comerciales, conectividad, ductos energéticos, acuerdos de comercio electrónico, como para empezar a tener otra vez una escala y voz audible en el mundo.

Pues bien, el inicio de democratización y salida del neoliberalismo de México, de Argentina y de Bolivia después, el referéndum en Chile y el debate sobre la próxima constitución que terminan con 30 años de dominio de las élites. Asimismo, las próximas elecciones en Ecuador, con probabilidades que gane el partido del Frente Unión por la Esperanza sucesor del ‘correísmo’; las elecciones de EEUU y la derrota de Trump, muestran la posibilidad de un cambio de ciclo o, al menos, de una ampliación de franquicias. Son indicios sobre la posibilidad de salir de la jaula de hierro construida por el neoliberalismo y las elites latinoamericanas y la agenda de ‘patio trasero’ de Trump.

Pero hay que hacerlo sin ideologismos, con persistencia, constancia y eso coincide con el surgimiento de nuevos líderes políticos más moderados, con mayor capacidad de realizar acuerdos para lograr coaliciones amplias, con distintos actores sociales en función de metas básicas y a acordar. Reformular la desestructuración del demos, del pueblo, que hizo el neoliberalismo, la fragmentación del sistema político y un individualismo disociado de metas colectivas. También de no caer en la trampa de favorecer en la región el clima de intervención sobre Venezuela que subyace a todas las declaraciones de la OEA, del Grupo de Lima y de EEUU.[9]

  1. En lo global, considerar en un contexto incierto, complejo y conflictivo sin liderazgos, da márgenes para la innovación y buscar oportunidades, para generar alianzas estratégicas y propiciar una nueva inserción en el mundo más favorable a nuestros intereses, considerando un mundo que es ahora multipolar, post-hegemónico y crecientemente desoccidentalizado[10]. Por una parte, ante la crisis de racionalidad que padece EEUU -como señala, Jeffrey Sachs- “donde hay dos desafíos urgentes que enfrentan Estados Unidos y el mundo a raíz de las elecciones estadounidenses. En primer lugar, el presidente electo Joe Biden debe emprender la larga y ardua lucha para restaurar en cierta medida la estabilidad política interna. En segundo lugar, otras regiones del mundo deberían forjar sus propios caminos de cooperación global, en lugar de esperar en vano a que Estados Unidos regrese al liderazgo global” [11].

El incorporarnos a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (el OBOR) de China pero sabiendo lo que queremos de esta relación. Esto nos nuestra la existencia de nuevos multilateralismos que empiezan a reemplazar a los del Bretton Wood e incentivar la cooperación Sur-Sur. Pero necesitamos saber –como señala reiteradamente Girado- qué queremos de esta relación con Asia, qué cadenas de valor queremos potenciar, qué transferencia de tecnología, y qué inversiones en infraestructura son las principales para nuestra perspectiva de desarrollo y mejora de calidad de vida de la población. [12]

Apuntar a un nuevo multilateralismo más solidario tanto sobre medio ambiente, para fijar picos de emisiones de dióxido de carbono para 2030; profundizar temas como los tratados recientemente en la cumbre del G-20 sobre deudas soberanas de los países pobres. El consensuar políticas globales para redistribuir el ingreso hacia sectores asalariados e impulsar el crecimiento económico a nivel mundial, de modo de evitar una crisis por la revalorización acelerada de los activos financieros. Porque las políticas de bajas tasas de interés y de expansión de la liquidez de la crisis del 2008 fueron poco eficaces para dar un nuevo impuso a la actividad económica, mientras que generaron un aumento en el valor de los activos financieros, el desempleo, la precarización y la desigualdad. Por último, y no menor, dar cuenta existe una conflictividad global que principalmente toma el aspecto de una guerra fría entre China y EEUU pero, en realidad, es algo más profundo, que tiene que ver con el problema de la competitividad tecnológica; con áreas de control geopolítico, y con una forma de entender el mundo y de relacionarse con éste. Esto hace referencia a dos agrupamientos de países en el mundo actual, uno progresivo y otro regresivo. El que pretende mantener una situación de hegemonía en el orden global y de no aceptar la multipolaridad, que realiza sanciones comerciales e intervenciones de espionaje y judiciales o por el contrario el polo de países que reconoce la importancia del multilateralismo y una cooperación abierta y menos asimétrica: de considerar una tierra común, y de considerar la cooperación entre los pueblos la existencia de bienes globales, el medio ambiente, el agua, y la reformulación del sistema financiero internacional para modificar el sistema de paraísos fiscales.

Reflexiones finales

Todo esto muestra la importancia de la política. Contar con la relevancia del Estado presente en este proceso de reconstrucción del país y la perspectiva de un desarrollo diferente, el pensamiento estratégico requiere de la referencia de un nuevo humanismo para el siglo XXI, dado que ha entrado en crisis un orden global que venía de la posguerra y el capitalismo neoliberal y de financierización en su crisis está generando una amenaza civilizatoria, tanto sobre los valores que se profesaban, como el de la perdida de sustentabilidad ambiental del planeta; de evitar la desigualdad rampante al interno de las naciones; la concentración del poder en pocos sectores –las elites y los super-ricos- erosionando las posibilidades de la democracia. Para todo ello necesitamos pensamiento político estratégico junto a un nuevo humanismo que haga referencia a la libertad, igualdad y también a sociedades menos fragmentada y más fraternas. Contamos para esto con la referencia de un pensamiento de influencia internacional como el del Papa Francisco[13]; también el Grupo de Puebla; de la Internacional Progresista y de múltiples movimientos sociales con nuevos valores civilizatorios Finalmente, ir construyendo con pensamiento estratégico y liderazgo político un rumbo sobre la modificación democrática de la desigualdad y de un mundo más sustentable ambientalmente y un lazo social más dialógico, también puede constituirnos en un referente para una América Latina que se debate frente a una salida de la dominación de las elites, de la pandemia, del law fare, que requiere de referentes en la búsqueda de una alternativa de algo, que hasta hace poco tiempo parecía, paradojalmente, utópico.

Bibliografía

Aleman, Jorge (2020). Pandemonium. Notas sobre el desastre. Buenos Aires.
Alfredo Zaiat, La nueva etapa economica, Pág 12, 13-12-20.
Carlos Heller. Prioridades y Gestión, Suplmento Cash, pag. 12, 13-12-20.
Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA -CITA). Informe sobre empleo y salarios registrados | DICIEMBRE DE 2020. Disponible: http://www.centrocifra.org.ar/publicacion.php?pid=160
Fernández, Víctor Ramiro (2016), La trilogía del erizo-zorro. Procesos globales, trayectorias nacionales y dinámicas regionales desde la periferia. Editorial Antrophos. Siglo XXI: Buenos Aires.
Garcia Delgado, Daniel (2020). Estado, Sociedad y Pandemia.Ya nada va a ser igual. Flacso: Bs As.
García Delgado, Daniel y Ruiz del Ferrier, María Cristina (2019). En torno al rumbo. Pensamiento estratégico en un tiempo de oportunidad. Flacso: Bs As.
Girado, Gustavo A. (2018). “El despliegue transcontinental de la iniciativa china. El caso Latinoamericano”, capítulo, en “China, América Latina y la geopolítica de La Nueva Ruta de la Seda”, Ed. UNLa.
Karina Batthyány (coord.). Miradas latinoamericanas a los cuidados. CLACSO, Siglo XXI, 2020.
Matus, C. (1987). Política, planificación y gobierno. Caracas: Fundación altadir.
Osorio, Jaime. El sistema-mundo de Wallerstein y su transformación’. Una lectura crítica, Argumentos. vol.28 no.77 México ene./abr. 2015
Ramiro Fernández, V. (2007). Explorando las limitaciones del nuevo regionalismo en las políticas de la Unión Europea: Una perspectiva latinoamericana. EURE (Santiago), 33(98), 97-118.

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Notas al pie

[1] Jaime Osorio, ‘El sistema-mundo de Wallerstein y su transformación’. Una lectura crítica, Argumentos (Méx. E) vol.28 no.77 México ene./abr. 2015

[2] Carlos Heller, Prioridades y Gestión, Suplemento Cash, Página 12, 13-12-20

[3] Las miradas en América Latina sobre los cuidados también han hecho un fuerte hincapié en el cuidado como uno de los elementos centrales de una economía alternativa y feminista, pero también como un componente clave del bienestar social. Ver de Karina Batthyány (coord.), ‘Miradas latinoamericanas a los cuidados’, CLACSO, Siglo XXI, 2020

[4] Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA -CITA). Informe sobre empleo y salarios registrados | DICIEMBRE DE 2020. Disponible:http://www.centrocifra.org.ar/publicacion.php?pid=160

[5] Dani Rodrik, How Biden can create Good Jobs, Proyect Sindicate, Dec 8, 2020

[6] Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Equidad de género. IRAM. Referencia de Gestión de la calidad Ocupacional www.argentina .gob.ar

[7] CFK refiriéndose al Poder Judicial dijo que, “representado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la actuación de ese poder no hizo más que confirmar que fue desde allí, desde donde se encabezó y dirigió el proceso de lawfare. Esta articulación mediática-judicial para perseguir y encarcelar opositores se desplegó en nuestro país con toda su intensidad desde la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia de la Nación y, lo que es peor: aún continúa.” Tiempo Argentino, 15-12-20, pag. 11

[8] Sobre las teorías multiescalares del desarrollo ver de Víctor Ramiro Fernández (2016), La trilogía del erizo-zorro. Procesos globales, trayectorias nacionales y dinámicas regionales desde la periferia. Editorial Antrophos. Siglo XXI: Buenos Aires.

[9] Ver declaraciones del embajador argentino en la OEA, Carlos Raimundi. Pagina.

[10] Como señala J. Aleman, si “bien la pandemia no ha sido producida directamente por el movimiento del capitalismo , como se sostiene en algunas hipótesis, indirectamente este fenómeno aleatorio si ha provocado “una nueva realidad”, un primer eclipse serio del dominio y hegemonía, por ejemplo , de Estados Unidos, y que al día de hoy es el primer Estado con mayor número de muertos y afectados, sin atisbo de que eso vaya a cambiar.”; Jorge Aleman, Pandemonium, Buenos Aires, 2020, pág. 16

[11] Jeffrey Sachs, “America’s Political Crisis”. The way foward. Nov. 27, 2020

[12] Girado, Gustavo A. (2018). “El despliegue transcontinental de la iniciativa china. El caso Latinoamericano”, capítulo, en “China, América Latina y la geopolítica de La Nueva Ruta de la Seda”, Ed. UNLa.

[13] Las Encíclicas Laudatio Si y Fratelli Tutti, abren horizonte o un “paraguas” para los que aspiran a construir desde distintas visiones y disciplinas y aún religiones un imaginario diferente al del neoliberalismo hegemónico, en la línea de un humanismo más igualitario y en una suerte de neo-comunitarismo aggiornado a las sociedades complejas y plurales del siglo XXI.