Qué se hizo y no se hizo a partir de la suspensión de las clases

Por Guillermina Tiramonti, investigadora del Programa Educación, Conocimiento y Sociedad (ECyS) del Área de Educación de la FLACSO Argentina.
Publicado en la Bitácora Educativa del ProgramaECyS, 29 de diciembre de 2020.

La interrupción de las clases presenciales remarcó y agravó las discrepancias ya conocidas en el modelo pedagógico imperante en el país. Enfocada en esa realidad, la investigadora Guillermina Tiramonti nos presenta un recorrido sobre algunas alternativas implementadas y otras que podrían, pero no fueron realizadas, para (buscar) disminuir la brecha de la desigualdad educativa.

La suspensión de clases nos restituyó como sociedad a la situación previa a la creación de la escuela moderna. Las nuevas generaciones volvieron a estar sometidas a sus condiciones de cuna. En una sociedad tan desigual y fragmentada como la nuestra, esto significa la coexistencia de condiciones muy diversas para  procesar la supresión de la presencialidad escolar.

La desigual situación de los alumnos, era en el momento del inicio de la pandemia, una realidad conocida. Sabíamos y sabemos la variada combinación en las condiciones de acceso a la conexión de internet, en la posesión de soportes tecnológicos o de los cuadernillos impresos y en la capacidad familiar para apoyar las tareas de los chicos, tanto en el aspecto técnico como cognitivo. La evitación de la injusticia dependió, en gran medida, de la capacidad de los Estados (nacional y provinciales) de implementar estrategias capaces de subsanar estas desigualdades de base.

La dependencia de las condiciones de origen se agravan porque el modelo pedagógico imperante en el país (propio de las escuelas modernas) que está basado en la necesaria presencia de un docente o un adulto para apoyar y sostener la tarea de los alumnos.

¿Que es lo que se hizo desde los Estados en la situación de pandemia?

Una vez suspendidas las clases el Estado Nacional desarrollo el programa Seguimos educando que consta de dos tipos de materiales. Cuadernillos para todos los niveles educativos discriminados por grados y por áreas disciplinares. Este material está destinado a la población que carece de conexión o a los docentes que pueden utilizarlos como guía para construir las actividades que les envían a los chicos por Whatsapp o para armar las clases virtuales

Los cuadernillos están organizados como un clásico manual. Se presenta un texto sobre un tema por ejemplo “géneros literarios” que se continua en varios números. El escrito suele estar seguido de preguntas que tienen como finalidad retomar los puntos centrales del tema tratado o guiar su análisis. En algunos casos se puede invitar al alumno a escribir un texto propio.

Todo está perfectamente orientado y el proceso que debe seguir el alumno esta bajo control. Si se trata de lecciones de ciencias, el formato es el mismo un texto de presentación y una serie de ejercicios, preguntas para responder y en mucha menor medida actividades para hacer. En algunas ocasiones, no muchas se invita a los alumnos a hacer alguna incursión por internet, siempre con un propósito puntual, remitidos a una página especifica. No hay itinerarios abiertos o complejos que inciten a una aventura de investigación.

En las lecciones de literatura hay una preferencia por los autores clásicos ya consagrados por el cannon literario, compatible con la sensibilidad progresista y preferentemente de habla hispana. Por ejemplo los cuentos de Quiroga, Alfonsina Storni, el romancero de Federico García Lorca, Silvina Ocampo y Cortázar .

En algunos cuadernillos se incluyen lecturas de letras de canciones, en general, del folclore nacional. A lo largo de los cuadernillos se construye una agenda de temas privilegiados a la hora de seleccionar autores y temáticas por ellos abordados. La agenda incluye el tema de la igualdad de género tratada a través de destacar personalidades específicas, colectivos de mujeres notables por sus accionar (las veteranas de Malvinas) y por sobre todo un rescate de personajes femeninos de nuestra historia. El otro tema son los pueblos originarios, sus historias y sufrimientos, las efemérides patrias, los conflictos derivados de la defensa de la soberanía entre en los que se destaca la guerra de las Malvinas.

Es muy interesante el tratamiento de la guerra, que se enmarca en la dictadura y la violación de los derechos humanos y sin embargo la guerra es presentada como una lucha para la recuperación de la soberanía nacional. No hay alusión a la estrategia política –militar que motivo la aventura de la guerra.

La agenda se completa con la referencia y defensa de los derechos ambientales y la destrucción del medio ambiente llevada a cabo por la sociedades contemporáneas.

Hay una notable ausencia de temas y problemáticas relacionadas con la sociedad digital, los nuevos modos de vida que ella está generando, los cambios en el mundo del trabajo, de las comunicaciones, de las formas de conocer, los impactos sobre las subjetividades, fundamentalmente las juveniles, y sobre el conjunto de las instituciones propias de la modernidad, como es el caso de la escuela.

A nivel de lo local todas las jurisdicciones armaron una plataforma. Las plataformas son muy heterogéneas y desparejas en cuanto al material que ofrecen y la calidad de los mismos. Muchas incluyen cuadernillos al estilo de los nacionales y, si bien todos mantienen un encuadre pedagógico basado en la combinación de un texto con ejercicios, son más interesantes y más actualizadas.

El material de las provincias rescata en gran medida las identidades locales. Hay una clara recurrencia a los autores locales en el campo de la literatura, el rescate de la música del lugar y el estudio de la historia de la provincia. En ese sentido hay una permanente referencia al pasado como espacio desde el cual construir las identidades de las nuevas generaciones que contrasta con la escasa o nula mención a las características del mundo contemporáneo, a las realidades de otros países y a la ausencia de apelaciones al futuro.

En general las herramientas permiten: leer y descargar documentos, acceder a contenidos audiovisuales, jugar de manera interactiva (solo en muy pocos casos), ver clases grabadas, y en algunos casos acceder a clases en vivo.

Lo que no se hizo y se podría haber hecho.

Se podría haber pensado algunas alternativas que tal vez hubieran paleado, en parte, el efecto de profundización de las desigualdades educativas que generó la suspensión de las clases presenciales.

No se organizó ninguna acción destinada a proveer en el espacio local de auxilio y apoyo a los sectores más vulnerables. No se armaron redes para ayudar a los chicos y familias. No se generaron centros de conectividad con protocolos para que los chicos pudieran asistir, no se usaron las múltiples asociaciones con arraigo territorial para proveer de materiales y apoyo a los que lo necesitan. Tampoco se movilizaron las burocracias intermedias (supervisores e inspectores) para realizar esta asistencia. No se previeron acciones para tutoriar la situación de estos alumnos.

Por su parte los gremios docentes apoyaron la decisión de suspender masivamente las clases y resisten las estrategias de reapertura. El discurso predominante en este sector es la falta de infraestructura adecuada en las escuelas y de elementos de higiene acordes con lo que exige la situación de pandemia. No se realizó ninguna acción destinada a proveer estos elementos en las escuelas. No hubo articulaciones virtuosas entre los diferentes niveles del estado destinadas a solucionar estos temas para poder proporcionar algún tipo de apoyo escolar a los chicos de los sectores mas vulnerables.

Así como armamos espacios alternativos para internar o proteger los enfermos podríamos haberlo hecho para la escuela. La argentina tiene más de 1700 institutos terciarios, universidades, bibliotecas, clubes barriales que pudieron ser habilitados para dar clase con personal docente y alumnos de profesorados. Cuidando dentro del personal las situaciones de riesgo y la situación de las familias de los chicos que conviven con abuelos.

Hace un puñado de años que se viene trabajando con el formato del Hackatón, incluso con iniciativas de origen estatal. Tomado de los desarrolladores de software este formato de trabajo fue absorbido por otras áreas para procesar la solución a sus problemas a través de su metodología de trabajo, que consiste en reuniones intensivas con actores de la comunidad en cuestión que trabajan de forma mancomunada y apelando a la creatividad para hackear un sistema que se revela deficiente. No se me ocurre un escenario más propicio que el de la pandemia para la implementación de estas estrategias sin embargo nada de eso sucedió.