“Un default con el FMI provocaría un conflicto con socios regionales de la Argentina”

Pablo Nemiña, el economista e investigador de CONICET en la UNSAM y en el Área de Relaciones Internacionales de la FLACSO Argentina, analizó el impacto del último informe del FMI en las negociaciones en curso.

Por Estefanía Pozzo.
Publicado en Ámbito Financiero, 3 de enero 2022.
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Pablo Nemiña es uno de los investigadores que mayor seguimiento le hizo al Fondo Monetario Internacional. El economista e investigador de CONICET en la UNSAM y en Flacso dialogó con Ámbito sobre el último informe del organismo y cómo esto puede impactar en las actuales negociaciones con la Argentina.

Periodista: ¿Qué conclusiones saca del informe del FMI sobre el préstamo otorgado a la Argentina en 2018? ¿De qué manera puede incidir el informe las actuales negociaciones?

Pablo Nemiña: El informe del FMI se puede leer de múltiples formas. Me gustaría resaltar qué lecturas hacen el gobierno y el FMI sobre las responsabilidades y las causas que explican el fracaso de ese acuerdo. Y, también, cómo esto nos permite pensar algunas claves para interpretar el vínculo entre el organismo y el gobierno. Una de las claves es el tema de la ownership. Es un concepto polisémico, que suele hacer referencia a quién tiene el control de los acuerdos o de las políticas económicas. Se empieza a usar en la segunda mitad de los ‘90, es cuando las agencias de financiamiento internacional encuentran que muchas veces los países firmaban acuerdos que luego no eran cumplidos por los gobiernos. Como eso generaba un daño en la reputación de los organismos internacionales, empiezan a desarrollar esta idea de ownership. También es una respuesta a la acusación de que los organismos imponían las recetas sobre los países en desarrollo. El staff del FMI, en su informe, dice que una de las fallas del acuerdo es que hubo mucha ownership. Es decir que se privilegió excesivamente la opinión del gobierno. Fue muy tolerante, muy contemplativo con la opinión del Gobierno. Por eso, por ejemplo, dice que se dejaron de lado líneas rojas, como la reestructuración de la deuda y el control de capitales. Así, lo que el Fondo sugiere a futuro es que hay que balancear entre la opinión del Gobierno, la pertinencia de las políticas y el riesgo a la reputación del FMI. Esto significa entender la ownership en un sentido social amplio, en especial, con un gobierno débil como fue el de Macri que tuvo durante 4 años minorías en ambas cámaras. Mi lectura es que el staff, lo que está diciendo, es que fueron muy contemplativos. Está bien tomar en cuenta el margen político doméstico para implementar las reformas (porque no se implementan en el vacío), no obstante no podemos dar por sentado que los lineamientos de los programas los defina solamente el gobierno, que es lo que parece haber sido el caso del acuerdo con Macri.

P: ¿Esa es la autocrítica respecto del acuerdo con Macri?

P.N.: Yo creo que ahí hay una molestia particular en el organismo que tiene que ver con la cerrazón del gobierno de Macri a afrontar o a demorar lo que finalmente terminó siendo inevitable: una reestructuración de deuda y establecer controles de capitales. Esto explica en buena parte el fracaso del programa, que a su vez generó un impacto político y simbólico en el Fondo. Político, porque es corresponsable de un acuerdo mal diseñado, peor implementado y que terminó en un gran fracaso. Y con un costo social y económico para la Argentina muy importante. Pero además sufrió un impacto simbólico, porque de alguna forma aceptó esas líneas rojas que le impuso el equipo económico de Macri. En los últimos años, sobre todo después de 2008, el FMI tuvo algunos gestos de acercamiento a la heterodoxia, en especial con la cuestión de considerar en algunos casos la implementación de los controles de capital y en otros reconocer que a veces es importante la reestructuración de deuda. Ya no estamos más ante el FMI de los ‘80 que asfixia a los países demorando eternamente las reestructuraciones. Contempla que es necesario incorporar al resto de los acreedores, a compartir el costo de la resolución de la crisis.

P: ¿Y el Gobierno?

P.N.: Si leemos al final del documento hay una parte en donde hay un descargo del Gobierno respecto de la mirada del staff. Hay allí algunos puntos de coincidencia. El Gobierno dice que puede entenderse que hubo ownership (entendida como la aceptación de los lineamientos del programa que definió Cambiemos). De lo que dice el Gobierno se puede inferir que esa aceptación generó problemas económicos y políticos. Económicos, porque le reconoció un amplio margen de decisión a un equipo económico que planteó unos lineamientos que no eran los adecuados para las características de la economía argentina. Esto tuvo como consecuencia el descarrilamiento del programa, no conseguir los objetivos, no controlar la inflación, no restablecer el crecimiento, que se empeoren los indicadores sociales, que se agrave la recesión, etc. Y, políticamente, el Fondo aceptó un acuerdo cuya definición de metas fue poco consultada por el resto de la sociedad. Y ahí es donde yo encuentro un punto de contacto, porque sin decirlo explícitamente, el staff y el gobierno coinciden en que hace falta otra interpretación de ownership, que sea más amplia. Esto quiere decir contemplar no solamente las preferencias del gobierno, sino también el contexto político doméstico en el que se va a implementar, que es el que da margen mayor o menor para que se implementen esas políticas. Ese punto de coincidencia no solo es retórica sino institucional, porque una de las novedades que trajo el gobierno de Alberto Fernández es el impulso en el Congreso Nacional de que todo acuerdo con el FMI pase por el Congreso. Yo no conozco otros casos internacionales en los que la ratificación de un acuerdo firmado con el FMI pase formalmente por el Congreso. Usualmente es informal, es la implementación o no. En este caso es incorporado una figura interesante, que es una ratificación formal, por lo tanto ahí el Congreso tiene una participación importante. Ha cobrado un poder importante y eso va a contribuir a darle más legitimidad y sostenibilidad política a lo que se firme, porque es aceptado o responde a las preferencias de la sociedad y a garantizar un mayor margen y una mayor certeza de que se va a implementar. Por ende esto contribuye a reforzar la ownership en un sentido social amplio, como lo plantea el Gobierno, porque dice que hay que incorporar a los partidos políticos que están en el Congreso y también a los sindicatos, a las cámaras empresariales y a otros actores sociales importantes. Hay un consenso. Creo que es una oportunidad importante para construir el acuerdo.

P: En uno de los últimos comunicados, el Fondo reconoció la importancia de los acuerdos de precios para “coordinar” expectativas en el proceso de desinflación. ¿Hay antecedentes de esta lectura?

P.N.: El Fondo ha incorporado en los últimos meses algunas de las cuestiones que planteó la Argentina. La primera es la importancia de no demorar las reestructuraciones de deuda y que estas sean hechas de forma que sean sostenibles en el tiempo. Ha aceptado y reconocido que en ciertos contextos (especialmente en economías bimonetarias como la Argentina) se establezcan controles de capital. Y recientemente también reconoció que la inflación es un fenómeno multicausal. Esto es una novedad, porque hasta ahora el Fondo había mostrado una interpretación unicausal centrada en el impacto de los agregados monetarios y por eso históricamente los acuerdos con el FMI tendían a elaborar políticas antiinflacionarias centradas en el control de la cantidad de dinero y en la tasa de interés (que por cierto esa fue la característica principal de la política antiinflacionaria de Macri con el acuerdo del 2018). Es un dato a destacar, es novedoso. Yo no conozco antecedentes de esto. Es más, haciendo una búsqueda de lo que fueron las condicionalidades estructurales incluidas en los acuerdos de los últimos 20 años, lo que hay es una abrumadora mayoría de ejemplos de liberalización de precios. Generalmente lo que el Fondo proponía es liberalizar precios, desregularlos, aumentarlos, eliminar subsidios. Siempre pensando que existe algo como los precios de mercado. Esto que acepta que la inflación es multicausal, que los acuerdos de precios son uno de los factores que contribuye a coordinar expectativas y por ende a morigerar la variación de precios, es interesante, destacable. Yo no conozco otros antecedentes relevantes.

P: ¿Qué implicaría un eventual default con el FMI?

P.N.: El Fondo Monetario tiene un papel muy importante en la gobernanza financiera internacional. Es el organismo multilateral en términos de provisión de financiamiento ante crisis de liquidez, tiene un rol central en el monitoreo bilateral, regional y sistémico tanto financiero como macroeconómico, y además, con una red de institutos, proporciona asistencia técnica a una multiplicidad de países. Además contribuye a una fijación de estándares, por lo cual, usualmente su opinión y su visto bueno sobre el rumbo de las economías nacionales es usado por otros organismos multilaterales u otros estados nacionales como una garantía o como una certeza para aceptar o proporcionar desembolsos. Una eventual cesación de pagos en primer lugar haría a la Argentina inelegible para obtener nuevo financiamiento del FMI pero también que le restringiría la posibilidad de financiarse con otras agencias multilaterales, como el Banco Mundial, el BID y es probable que haya estados nacionales que replanteen los créditos que tengan pensado otorgar a la Argentina si entra en cesación de pagos. Sobre este punto es importante destacar que, en la última década, muchos países emergentes que vieron aumentadas sus reservas, generaron una política de diversificación de esas reservas y una estrategia que implementaron fue invertir o reinvertir parte de sus excedentes en diferentes activos del FMI. Hoy, más de 40 países emergentes ofrecen líneas de financiamiento bilateral al Fondo Monetario. En la región son cuatro países: Brasil, México, Chile y recientemente Perú los que ofrecen financiamiento por más de 10.000 millones de dólares al Fondo Monetario. Una eventual cesación de pagos implicaría reducir el financiamiento internacional disponible y un conflicto político con las potencias internacionales, pero también con estos países emergentes que han diversificado sus reservas invirtiendo en el Fondo. Al producirse un evento de incobrabilidad eso impactaría en la calidad de las reservas de los países. Esto pone de manifiesto la complejidad de la construcción de alianzas regionales, porque muchos de los países de la región que son socios económicos de la Argentina y aliados políticos tienen también un interés directo y muy claro de que la Argentina no entre en cesación de pagos con el Fondo Monetario. En síntesis, implicaría no solamente un conflicto o un enfrentamiento con el “imperialismo” sino también con muchos de los socios políticos y regionales con los cuales la Argentina está buscando construir espacios de cooperación para aumentar el margen político de acción.

FUENTE: Ámbito Financiero
https://www.ambito.com/fmi/pablo-nemina-un-default-el-provocaria-un-conflicto-socios-regionales-la-argentina-n5344607