Ciudadanías digitales en tiempos de desencanto democrático

Claves para analizar y trabajar en los medios y las instituciones educativas.

Inscripción abierta

Modalidad a distancia asincrónica | Inicio: 7 de octubre de 2024 | Inscripción aquí

Coordinación y equipo docente: Inés DUSSEL, Patricia FERRANTE y Darío PULFER.

La sociedad contemporánea está atravesada por conflictos y tensiones de todo orden. Los procesos de mundialización han tenido como motores fundamentales la financiarización de las actividades económicas y la multiplicación de las comunicaciones fruto de la revolución digital, así como un impacto negativo en los ecosistemas planetarios. Contra las promesas de transparencia y de disponibilidad igualitaria de información y conocimiento, que generarían mayores grados de autonomía y libertad para los sujetos y los grupos, el mundo digital parece tomar rasgos de opacidad y concentración.

Junto a estos rasgos, se ha debilitado el “principio esperanza”. Hoy prima un déficit de enunciación simbólica de futuro y se desdibuja la construcción de un horizonte de expectativas compartido y la utopía de una sociedad con características más igualitarias y fraternas.

Estas mutaciones han tenido impactos en el ámbito político, generando una erosión de la capacidad de los estados nacionales para regular los flujos de información, de inversión, de inmigración y localización industrial. La pérdida de centralidad de los estados nacionales como actores del escenario internacional ha permitido el surgimiento de nuevos actores sub y supranacionales, pero también trajo una crisis de representación en el ámbito político y un debilitamiento de las instituciones que organizaban la sociedad.

Las crisis de autoridad, de representación y de mediación institucional se han constituido en la contracara de un fenómeno que comienza a ser tematizado de manera creciente por las ciencias sociales: la emergencia de nuevas ciudadanías construidas en torno a modos de subjetivación absolutamente novedosos.

Existe consenso en reconocer que esos procesos de subjetivación de las nuevas ciudadanías tiene un entorno privilegiado de desarrollo en el ámbito digital en el que la intermediación tiene menos peso y en el que la inmediatez, el tratamiento rápido e instantáneo así como el predominio de lo audiovisual van configurando modos de participación que contrastan con las formas tradicionales basadas en sistemas de delegación, argumentación y acción física.

El paso de las democracias de partidos sustentados en imaginarios y utopías de masas a democracias de opinión, en el que reina la psicopolítica, donde la individualización de la referencia prima sobre la producción de lo común, plantean numerosos desafíos para la vida colectiva e interpelan la reflexión de las ciencias sociales. Aun cuando a lo largo del siglo XX ya fueron importantes los liderazgos que operaban sin mediación institucional, que querían ser intérpretes exclusivos de la voluntad general mediante una interlocución directa con la población, en este siglo esos desplazamientos se profundizan con la entrada de los algoritmos en la mercadotecnia y la creciente importancia de arenas de participación que ponen en cuestión trayectorias institucionales y herencias simbólicas y legados participativos de larga data.

La producción política de estos fenómenos ha dado lugar a fenómenos que han sido llamados de diverso modo. Se los ha llamado populismos de derecha o neoconservadoras, derechas radicalizadas, nuevas derechas, derechas de masas.

Frente a estos procesos que ponen en cuestión las formas de la vida republicana, surgen varias dinámicas que plantean nuevos desafíos: se cuestiona el principio de igualdad y la relación democrática en la que prima tanto el origen como el ejercicio del poder; se exaltan los atributos de la riqueza y se naturaliza la desigualdad; se niegan derechos obtenidos en luchas históricas; se impugnan consensos científicos consolidados como los vinculados al cambio climático; se pone en duda el valor de los acuerdos y los procesos de negociación multilaterales; se discute el sentido del pasado relativizando procesos traumáticos. Al mismo tiempo, se van construyendo formas de resistencia y reacción que a la vez que recuperan elementos del pasado buscan pensarlos y proyectarlos en las nuevas condiciones civilizatorias.

La relación entre comunicación, política y transmisión entra en tensión y requiere ser revisada de manera radical.

Un elemento que interesa particularmente a este curso es analizar la imbricación de estos procesos con un ecosistema de medios en el que el pulso relevante lo motorizan las redes sociales, auténticos espacios de experiencia, donde conviven noticias de interés público y personal con discursos de odio, noticias falsas y prácticas de hostigamiento.

Ante esta escena de aceleración digital en democracias desencantadas, nos inquietan  los siguientes interrogantes:

  • ¿Cómo se produce la transmisión de los principios y valores democráticos en tiempos turbulentos de mutación?
  • ¿Cómo se lee, recupera y valoriza el pasado y se lo constituye en patrimonio para la acción?
  • ¿Qué valor conservan las instituciones – iglesias, sindicatos, organizaciones sociales- y los agentes -familias, escuelas, educadores, referentes académicos- en estos procesos?
  • ¿Cómo contribuir a una reconstrucción y una profundización de la democracia?
  • ¿Cómo generar procesos de formación que incorporen las nuevas problemáticas?
  • En suma: ¿cuáles son los desafíos para la participación y la formación de ciudadanía para la reinvención de otras formas democráticas en tiempos digitales?


Sumado a la comprensión sobre estos procesos resulta imperativo pensar y generar alternativas culturales y pedagógicas en un sentido más rico y complejo. Ello requiere poner en movimiento nuevos enfoques, conceptos y recursos para renovar las formas de pensar y recuperar prácticas y experiencias de otras formas de trabajo en y con los medios y las instituciones educativas.