Liderazgo de las mujeres en el nexo acción humanitaria, paz y desarrollo


Curso autogestionado con acompañamiento de tutora dinamizadora y foro de especialistas – GRATUITO.

Idioma: español
Campus virtual: virtual.flacso.org.ar
Duración: 8 semanas
Fecha de inicio: 27 de septiembre de 2022 (Primera cohorte).
Total de horas que acredita: 29 horas reloj.
Período de preinscripción: del 8 al 22 de septiembre de 2022.

Antecedentes

Desde los años 80, y con el surgimiento de nuevas tipologías de crisis, comenzó a tomar fuerza una voluntad de conectar lo humanitario con el desarrollo desde diversos enfoques. Los primeros pasos en esa dirección fueron las propuestas de “vinculación entre la ayuda humanitaria, la rehabilitación y el desarrollo” (VARD o LRRD por sus siglas en inglés), las discusiones sobre el concepto de resiliencia y la introducción de planteamientos en el binomio inicial (IECAH, 2010). Paulatinamente se iniciaron los debates sobre la vinculación con la construcción de la paz.

Hasta tiempos recientes el enfoque del triple nexo acción humanitaria, desarrollo y paz (HDP por sus siglas en inglés) se percibía como algo marginal pero con el lanzamiento de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible en 2015 eso comenzó a cambiar. A partir de este hito se puso énfasis en la necesidad de realizar un trabajo cada vez más integral conjugando los distintos instrumentos que inciden en la vida de la población en los países en desarrollo. El Comité de Ayuda de Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), fue uno de sus principales impulsores planteando que la aplicación del nexo ayudaria a “reforzar la colaboración, coherencia y complementariedad” entre las intervenciones humanitarias, desarrollo y paz “a fin de reducir la vulnerabilidad general y el número de necesidades no cubiertas, reforzar las capacidades de gestión del riesgo y abordar las causas subyacentes del conflicto” (OCDE, 2021).

Previamente a su adopción por el CAD, este enfoque surgió dentro del marco de Naciones Unidas con el “New Way of Working” (NWW), presentado en la 1ª Cumbre Humanitaria Mundial (WHS por sus siglas en inglés) de 2016[1] y la Agenda para la Humanidad, que surge de la misma, marcando el camino para avanzar en el relacionamiento de los tres conceptos: acción humanitaria, desarrollo y paz. En dicha oportunidad, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, pidió superar la división entre los diferentes actores implicados en la construcción de la paz, la acción humanitaria y el desarrollo para responder de manera efectiva a los grandes retos humanitarios a los que nos enfrentamos, no sólo a los inmediatos, sino también para reducir la necesidad de asistencia a largo plazo. Desde entonces, la ONU sostiene una “Nueva Forma de Trabajar” (“NWW”), liderada por su Secretario General, junto al Banco Mundial (BM) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que busca “trascender la división entre lo humanitario y el desarrollo” y fomentar los partenariados entre aquellos actores vinculados a lo humanitario, el desarrollo y la paz, para la consecución de los llamados “resultados colectivos”, sin olvidar la importancia de una financiación plurianual conjunta. Por su parte, el Acuerdo “Grand Bargain: Agenda for Humanity” aprobado en la WHS propuso la necesidad de vincular el trabajo humanitario con el de desarrollo[2].

Luego en 2019, el CAD, en su Reunión de Alto Nivel, redactó la Recomendación sobre el Nexo Humanitario-Desarrollo-Paz, como un instrumento legal no vinculante, para guiar y apoyar en la implementación a los Estados adheridos a dicho documento (OCDE, 2018). En esencia, establece una serie de elementos teóricos que componen el triple nexo entre ellos: el concepto de resultado colectivo, el enfoque conjunto, el apoyo a actores locales y una financiación basada en la evidencia, que se propone ser flexible, multianual y predecible. El ámbito de la construcción de la paz también tiene muchos aportes para el nexo, tal y como se puede ver a través del trabajo de Diálogo Internacional sobre Construcción de la Paz y de los Estados y del documento del Banco Mundial, Pathways for Peace[3] que se ha convertido en una referencia clave.

En simultaneidad a estos avances, los conflictos se tornaron cada vez más frecuentes, prolongados e intensos y se incrementó la relación del impacto con el cambio climático, favoreciendo un ciclo de vulnerabilidad. Con este marco, el corriente paradigma considera que la asistencia humanitaria, los programas de desarrollo y la consolidación de la paz no son procesos sucesivos, sino que deben llevarse a cabo de manera sincronica, ya que sin paz no es posible alcanzar un desarrollo sostenible ni adoptar soluciones duraderas a las crisis vigentes. Asimismo establece la necesidad de tener una visión común, clara e inclusiva de lo que se pretende conseguir con la inclusión del pilar de consolidación de la paz. Por lo tanto, deben primar enfoques comunitarios y transformadores que aborden las causas fundamentales de la fragilidad y la desigualdad y promuevan una paz positiva y justicia de género. De acuerdo a las estadísticas disponibles, cuando las mujeres participan en los procesos de paz, los acuerdos resultantes tienen un 35% más de posibilidades de durar al menos quince años[4], por ello impulsar el liderazgo de las mujeres resulta esencial.

Para las organizaciones de la sociedad civil, el triple nexo puede ser una oportunidad para responder mejor a las necesidades humanitarias y de desarrollo de las personas, especialmente en contextos de crisis complejas que se prolongan en el tiempo, pero también presenta dudas, especialmente en torno al concepto de paz. Para las ONG, el trabajo en temas de paz implica trabajar con las comunidades en torno a la resolución de conflictos, reconciliación, construcción de la cohesión social o de la paz a nivel comunitario; mientras que para muchos Estados, la paz está más vinculada a un proceso político para su mantenimiento, su construcción, o a la dimensión de la seguridad humana. A esto se suma que, cada vez más, la paz está vinculada a la seguridad y a medidas antiterroristas, lo que es un motivo de preocupación para las ONG, ya que en un entorno así desaparecen los principios humanitarios. En beneficio de la sociedad civil, el enfoque del triple nexo debe plantearse como un proceso pausado de abajo hacia arriba, contando desde el comienzo con la participación efectiva de las personas, las comunidades directamente afectadas y aquellas organizaciones e instituciones que están en la primera línea, adaptándose a la realidad de cada contexto, con los actores y los recursos necesarios.

La región de América Latina y el Caribe presentan altos índices de vulnerabilidad debido a las recurrentes crisis y entre todas las personas, las mujeres y las niñas son quienes sufren un impacto desproporcionado y diferenciado, enfrentando serios obstáculos para alcanzar su pleno potencial y vivir vidas seguras, saludables y dignas, debido a las desigualdades estructurales de género que se exacerban en contextos de crisis humanitarias. A su vez, la crisis generada por el COVID-19 agrava este escenario, al profundizar las desigualdades estructurales existentes, con impacto directo en la economía, la estabilidad social, la paz y el desarrollo sostenible regional. No obstante, este escenario representa una oportunidad para transformar los roles de género dentro de las comunidades, fomentando la participación de las mujeres como parte de las estrategias de recuperación. De modo que garantizar una integración sistemática de la perspectiva de género interseccional en la comprensión y el desarrollo de una noción regional de seguridad, así como en la respuesta humanitaria, tiene consecuencias positivas en la vida de las mujeres.

La magnitud de las necesidades en países con crisis prolongadas como ocurre en algunos países, unido a la falta de inversión en servicios y de contracción económica, hace necesario llevar a cabo una labor a largo plazo para lograr reformas que estén centradas en las mujeres y en las personas más vulnerables a fin de garantizar una distribución equitativa de oportunidades, y así reducir las desigualdades. En tal sentido, se debe fortalecer el compromiso de los diferentes actores humanitarios a garantizar los derechos humanos y la igualdad de género, y asegurar que los esfuerzos de coordinación y respuesta integren el triple nexo con perspectiva de género, promoviendo la creciente participación y el liderazgo de las mujeres, niñas y personas LGBTIQ+. Ya en la Cumbre Humanitaria Mundial de 2016, se plantearon objetivos de financiación del 15% para programas de igualdad de género y empoderamiento de mujeres y niñas en contextos humanitarios. Allí también se propuso incrementar el porcentaje de la ayuda humanitaria destinada a organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres en contextos frágiles, que debería pasar del 1% (cifra de 2014) al 4%. Sin embargo, en 2018, tan solo el 0,3% de la financiación humanitaria registrada se destinó a programas para luchar contra la violencia de género”.[5]

Para encarar los múltiples retos y avanzar en la implementación del enfoque del nexo, es necesario que actores humanitarios, de desarrollo y paz, o con mandato en las tres áreas, desarrollen un entendimiento común de la situación en la que operan, a través de un análisis integral con enfoque de género e interseccionalidad que permita la convergencia de la identificación de necesidades, desigualdades y vulnerabilidades y riesgos de conflicto, tal como sugiere como primer paso las recomendaciones del Comité de Asistencia para el Desarrollo de la OECD sobre el Nexo Humanitario, Desarrollo y Paz

De lo anterior se desprende el objetivo del presente curso de formar, actualizar y fortalecer las capacidades de representantes de mujeres, jóvenes y LGTBI+ cuyo interés sea la gestión y aplicación del triple nexo entre acción humanitaria, paz y desarrollo, para abordar de manera eficaz las necesidades inmediatas y colaborar en la reducción de las desigualdades sistémicas, incluidas las desigualdades socioeconómicas y de género a través de acciones con enfoque sostenible a largo plazo. De esta manera, la entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las mujeres, ONU Mujeres, en alianza con FLACSO Argentina buscan como resultado expandir las voces, el liderazgo y la participación de las jóvenes y las mujeres.

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[1] https://www.un.org/jsc/content/new-way-working

[2] High-Level Panel on Humanitarian Financing Report to the Secretary-General: Too important to fail – addressing the humanitarian financing gap, https://reliefweb.int/report/world/high-level-panel-humanitarian-financing-report-secretary-general-too-important-fail

[3] https://www.pathwaysforpeace.org

[4] M. O’Reilly, A. O Suilleabhain y T. Paffenholz. (2015). Reimagining Peacemaking: Women’s Roles in Peace Processes, International Peace Institute

[5] Cumbre Humanitaria Mundial. Women and Girls: Catalysing Action to Achieve Gender Equality. High-Level Leaders’ Roundtable. Core Responsibilities Two and Three of the Agenda for Humanity. https://agendaforhumanity.org/sites/default/files/resources/2017/Jul/WOMEN_AND%20GIRLS-CATALYSING_ACTION_TO_ACHIEVE_GENDER_EQUALITY_0.pdf