De vuelta al taller… para que todxs podamos quedarnos en casa

Miguel Alfredo, becario doctoral del CONICET e investigador del Programa Estudios y Relaciones del Trabajo de la FLACSO Argentina.

En la siguiente nota nos comparte una breve síntesis de la actividad mecánica como parte de la cadena de valor de la industria automotriz y del motovehículo, en el marco de las nuevas definiciones efectuadas por el gobierno nacional.


El pasado viernes, mientras de fondo se escuchan aplausos y bocinazos, el presidente Alberto Fernández dio a conocer la decisión de una extensión del aislamiento social preventivo y obligatorio, aunque en esta ocasión con algunas excepciones. Luego de una exposición con diapositivas y gráficos incluidos, el presidente comento que estaban ultimando los detalles del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que saldría al día siguiente detallando los trabajos y rubros que volverían a la actividad. El sábado nos encontró con el DNU 355/20 el cual dejaba como fecha de extensión el 26 de  abril y demarcaba una serie de actividades entraban dentro de las habilitadas a funcionar. Entre ellas, para sorpresa de muchxs, se encontraban los talleres de mantenimiento y reparación de automotores, motocicletas y bicicletas así como la venta de repuestos, partes y fabricación de neumáticos y su venta y reparación. En definitiva abren nuevamente los talleres, las casas de repuesto, gomerías y fábricas de neumáticos con la particularidad de que quedan exclusivamente dedicados a la atención de transporte público, vehículos de las fuerzas de seguridad, fuerzas armadas, personal de la salud y personas con autorización para circular.

La fabricación, venta y mantenimiento de vehículos encuentra en Argentina una extensa historia y es dentro de las actividades industriales una de las ramas que mayor integración de su cadena de valor. A continuación les compartimos unos datos básicos del sector que nos permiten comprender las dimensiones del mismo.

Si se observa con atención, la actividad mecánica representa una porción más que considerable de la cadena de valor de la industria automotriz y del motovehículos. Centrado en pequeños y medianos establecimientos, las personas que se dedican a la actividad de mantenimiento y reparación se distribuyen tanto en las grandes urbes como en los distintos pueblos y pequeñas ciudades de nuestro país. ¿Quién no ha visto la persiana metálica de un taller mecánico al costado de una ruta o a la vuelta de su casa? Así, la actividad muestra una gran variedad de situaciones las cuales van desde los centros de servicios de posventa dependientes de grandes cadenas de comercialización y en vinculación con las terminales hasta tallercitos de motos para “tunear” la máquina de los chicos del barrio, hasta talleres con un dueño-jefe, un empleado y un aprendiz.

Con distintas organizaciones y agrupamientos, los cuales se distribuyen entre el SMATA (Sindicato De Mecánicos Y Afines Del Transporte Automotor De La Republica Argentina) y FAATRA (esta última, como organización gremial empresaria, cuenta con 18 cámaras regionales que se distribuyen a lo largo de Argentina), queda en evidencia como esta actividad permite pensar y re-pensar cuales son los marcos normativos e impositivos con los cuales se definen sus responsabilidades y obligaciones.

Una vez más la realidad se nos impone y nos lleva a bañarnos en humildad para considerar como muchas de aquellas actividades que en muchas ocasiones cuentan con una baja valoración y estima se vuelven (y evidentemente siempre lo fueron) imprescindibles para hacer rodar es enorme maquinaria que llamamos sociedad. Al igual que con el personal de salud como con todos y todas aquellas que a lo largo de estos días han estado al pie del cañón en la producción de alimentos, suministro de servicios públicos, asistencia financiera, logística y distribución de bienes y productos básicos, asistencia y cuidado de personas mayores y/o en situación de riesgo… sean dentro del mundo formal o la economía informal, con calificación y aprendizajes certificados o formados en la práctica misma, en esta ocasión quedará sumar al aplauso y agradecimientos a una nueva actividad y sus trabajadores. Quizás en esta ocasión podamos avanzar en un agradecimiento que redunde en una mejora en sus condiciones laborales, ingresos y acceso de financiamiento para la compra de maquinarias y herramientas.

Mientras finalizo estas líneas comienza a sonar de fondo nuevamente los aplausos y bocinazos de agradecimiento y (auto) aguante a los miles y miles que hacen las tareas necesarias para que el aislamiento social preventivo y obligatorio pueda continuar para que al achatamiento y disminución del impacto del COVID-19 sea lo menor posible.

Sumemos a aquellos con grasa en sus manos y olor a nafta en su ropa. Gracias a ustedes también.