Grabois: “De esta crisis se sale peor o mejor, pero igual no se sale”

El dirigente social argentino destacó la importancia del Estado en la contención de la crisis, pero, a la vez, convocó a políticas más transformadoras que las desplegadas en buena parte de la región, que discutan la concentración de la riqueza e incluyan una agenda de techo, tierra y trabajo para todos.

La segunda entrevista del ciclo “COVID-19, Desigualdad y políticas públicas distributivas” contó con la participación de Juan Grabois, dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).

Este ciclo de entrevistas es una iniciativa para intentar dar respuestas al mundo que viene luego de la pandemia y reflexionar e instalar estos debates centrales para el bienestar social. Es organizada entre el Diploma Superior en Desigualdades y Políticas Públicas Distributivas del Área Estado y Políticas Públicas de FLACSO Argentina, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y la Fundación Friedrich Ebert (FES) Argentina.

Entrevistado por los coordinadores académicos e integrantes del Diploma Superior de Desigualdades y Políticas Públicas del Área Estado y Políticas Públicas de FLACSO Argentina (Roxana Mazzola y Arturo Trinelli), Grabois apuntó que la política de aislamiento preventivo que desató la pandemia impactó principalmente en aquellos sectores que viven al día: trabajadores enrolados en lo que se conoce como “economía popular”.  El tejido comunitario fue el que posibilitó el sostenimiento de la cuarentena incluso en sus fases más estrictas, lo que explica que en Argentina, a diferencia de otros países de la región, los niveles de contagio y de víctimas fatales por Coronavirus hayan sido más bajos.

Entre las organizaciones sociales y la iglesia villera, en Argentina tenemos más de 15 mil comedores. La impronta más grande la ponen los movimientos sociales, que han podido movilizar a los trabajadores de la economía popular para reorganizar las tareas en términos de cuidados y en términos de alimentación. En los sectores populares hay un nivel muy alto de conciencia en el cuidado y, además, me parece que algo que estamos viendo es que las víctimas de los problemas que trae la globalización, no son precisamente sus principales beneficiarios, es decir, los que más sufren las catástrofes de la globalización capitalista (migraciones, cambio climático y ahora las pandemias) son los sectores populares que tienen peores condiciones de vida y a los que les cuesta mucho quedar acuarentenados en sus casa. De ahí que, para nosotros, más que pedirles a los compañeros que se queden en la casa, los que les pedimos es que se queden en el barrio”, afirmó Grabois.


Entre los efectos más inmediatos de la pandemia, algo que es visible es cómo los efectos que produce en las sociedades impactan en forma diferente según el estrato social del que se trate. Los sectores medios van a un empobrecimiento acelerado porque disminuyen sus condiciones objetivas de bienestar más allá de la acción del Estado para atenuar ese impacto, pero al no renunciar a sus aspiraciones culturales, eso va generando cierto desgaste social. Esto, para Grabois, genera una suerte de diáspora en la cual los estratos medios, en lugar de hacer foco en los sectores más acomodados, tienden a responsabilizar a los sectores populares como depositarios de sus angustias y enojos. Dicha circunstancia estaría generando las condiciones para la peligrosa emergencia de un populismo de derecha:

Aquí, como en otras partes del mundo, estamos asistiendo a una crisis de la que se sale mejor o se sale peor; pero no se sale igual. Esta crisis muestra la impotencia del Estado para atender crisis de esta envergadura. Se ha hecho mucho énfasis en la restricción de libertades individuales, pero hay una enorme incapacidad de planificar en un país que, como la Argentina, posee gran territorio pero con 91% de población urbana. Es decir, no se han ideado alternativas para deshacinar los centros urbanos o los barrios populares. La capacidad del Estado se ha reducido a impulsar políticas de distribución del ingreso, no de la riqueza. Aspiraciones como las de tierra, techo y trabajo no parecen todavía estar adecuadamente abordadas en la agenda de políticas de los gobiernos”, aseguró.


¿Qué puede llegar a dejar la crisis sanitaria provocada por la pandemia en términos de igualdad? Para el dirigente social, no hay un proyecto regional o nacional que aspire a una menor desigualdad al interior de las sociedades, sino que por el contrario lo que se verá en adelante son mayores brechas y concentración de la riqueza. Lo que sí podrá verificarse, con los matices propios de cada país, es una mayor confrontación entre sectores que aspiran a dar estas transformaciones, y otros que buscarán mantener el status quo.

Sin embargo, Grabois sostiene que en muchos países de Latinoamérica hay reservas de fuerzas organizadas para impulsar procesos de cambio. Lo que falta, según su parecer, es una alternativa política que recoja el desafío, con una dirigencia dispuesta a tocar intereses en cada nación pero que también supone afectar intereses geopolíticos muy instalados:

Estamos en una etapa donde también se está disputando la hegemonía internacional, donde juegan distintos actores con incidencia real y concreta en los procesos latinoamericanos: en Argentina, Bolivia (donde me tocó ser parte de esas luchas y las conozco bien) pero también en Brasil, Chile o Ecuador. Por eso digo que hay dos niveles de lucha: una es la de reivindicativa, donde en Argentina se va avanzando para la ampliación de algunos derechos de los menos favorecidos en la redistribución, pero otra más de fondo que es la alternativa política: en nuestro país hemos podido derrotar al gobierno neoliberal de Mauricio Macri y hoy contamos con un gobierno que tiene una visión de la justicia social mucho más profunda y más crítica del poder económico. Sin embargo, todavía falta una alternativa política que entusiasme y enamore, movilizando al pueblo en sentido positivo. Para eso falta construir la orientación intelectual o la teoría que sustente nuestra praxis y no reduzca solamente a movilizaciones de naturaleza negativa o reactiva”, afirma Grabois.


En ese marco, Grabois sostiene que las políticas públicas, además de contribuir a mejorar las condiciones materiales, deben ayudar a construir poder popular, buscando integrar los procesos de organización comunitaria. Estas dimensiones están incluidas en el programa de Tierra, Techo y Trabajo que él viene impulsando desde sus organizaciones sociales:

Eso implica la redistribución de la población en el territorio, la revalorización de la agricultura familiar y campesina, la construcción de nuevas urbanizaciones que tengan la perspectiva de permitir un techo digno a las millones de personas que viven en barrios populares, y la construcción de una economía popular con una lógica colectiva y una productividad alternativa a la que plantea el mercado capitalista”, finalizó el dirigente social.


El ciclo de entrevistas “COVID 19 Desigualdad y políticas públicas distributivas” inició días pasados con la entrevista a Bernardo Kliksberg y prevé todos los martes una nueva participación. Puede verse completo ingresando aquí.