En busca de… Celia Coido, docente y gestora cultural

Entrevista a Celia Coido, coordinadora del curso “Música: gestión cultural, pensamiento y políticas para el sector” del Área Comunicación y Cultura de la FLACSO Argentina.
Por Raúl Vigini.
Publicado en La opinión, edición digital, el 12 de agosto de 2017.
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En busca de… Celia Coido, docente y gestora cultural

Es gestora cultural, productora, docente, asesora en temas de gestión, producción y comunicación de proyectos culturales. Licenciada en Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Maestra Nacional de Música. Desde 2015 coordina en FLACSO el curso “Música: gestión cultural, pensamiento y políticas para el sector”. Con una impronta identificada con los movimientos que genera la cultura popular, emprende sin detenerse y logra cumplir los objetivos en la concreción de sus propuestas.

LP – ¿Cómo surgió la idea, cuál fue el disparador, de abocarte a este curso de extensión?

C.C. – La idea de armar este curso surge de varias inquietudes, veía que en su mayoría las propuestas de formación en cuestiones de gestión, producción, comunicación apuntaban exclusivamente a lo que tiene ver con la música como industria cultural, y eso dejaba afuera mucho campo de trabajo en el que es necesario contar con profesionales capacitados. La educación, las fiestas populares, los proyectos de corte sociocultural, la investigación, la historia, y mucho más. Con esta intención de ampliar la perspectiva optamos por ese título, aunque sea un poco extenso y sabiendo que lejos estamos de abarcar la totalidad.

LP – ¿Qué detalles tenés en cuenta cuando trabajás para otro en lo artístico?

C.C. – En primer lugar el respeto por eso que en la pregunta se menciona como “lo artístico”. No es habitual tener la oportunidad de trabajar con artistas, cuando eso sucede uno no puede menos que ponerse a disposición de que ese arte sea.

LP – ¿Con qué objetivos encarás siempre una producción en las ramas del arte?

C.C. – Generar las mejores condiciones posibles para que el hecho pueda acontecer. Las condiciones para la producción son un tanto hostiles en general, hay muchos espacios dedicados al esparcimiento y no tantos a facilitar o promover el encuentro con una experiencia artística.

LP – ¿Cómo evaluás en importancia desde tu trabajo: que el artista cumpla con su propósito y que el destinatario de su propuesta salga satisfecho con la producción?

C.C. – Hay muy diversas formas de evaluarlo, no me resulta afín hablar en términos de propósitos y de satisfacción, de algún modo creo que el trabajo de producción salió bien cuando puede considerarse invisible, cuando nada estorbó para que el encuentro con la experiencia artística sea posible.

LP – Estás abocada a la formación profesional de quienes se suben a los escenarios a ofrecer música. ¿Cuáles son esas propuestas?

C.C. – Los espacios que trato de abrir para la formación o el intercambio de información, saberes, experiencias incluyen a los músicos pero no están exclusivamente destinados a ellos, hay un montón de oficios y tareas vinculadas al mundo de la música que necesitan de profesionales que no necesariamente tienen que ser músicos. Celebro cuando estos espacios son también un lugar de encuentro entre músicos y no músicos, un lugar de acercamiento, porque a veces hay mucha fantasía y mucha confusión en cuanto a qué se entiende que es cada uno.

LP – ¿Considerás que en la actualidad la autogestión por parte de los que integran el mundo del arte es una necesidad ineludible?

C.C. – Considero varias cosas que pueden parecer contradictorias, pero no lo son. Por un lado considero que está bueno hacer con lo que se pueda hacer de la mejor manera posible; si uno está esperando las condiciones ideales, puede que no haga nunca nada. También considero que cuando uno empieza a trabajar en algo, es muy rico hacer experiencia, porque eso me va a alimentar, me va a nutrir, a constituir. Hay cosas que a uno le pueden decir mil veces, pero la experiencia encarna los aprendizajes de un modo ciertamente contundente. En este sentido, creo que el hacer en algún momento todo lo que tiene que ver con el desarrollo de un proyecto musical, también en cuanto a la producción y la difusión, sin duda forma y facilita que a la hora de armar equipo eso pueda hacerse desde esa experiencia transitada y no desde la fantasía. Y finalmente, también considero que todos no hacemos bien todo, y que puede suceder que uno sea un excelente músico y no necesariamente un excelente productor o comunicador, y que recorrer las muy diversas experiencias que puede proponer el desarrollo de un proyecto musical en compañía puede ser un hermoso regalo y hacer a la experiencia aún más rica.

LP – ¿Cómo se llega a difundir este taller que ofrecés a los interesados que ya están en ese trabajo y a veces no les resulta fácil ir para aprender?

C.C. – Creo que lo que mejor funciona siempre es la recomendación, esta es la tercera edición que realizamos de este curso y las dos anteriores fueron gratísimas experiencias, es asombroso la cantidad de gente talentosa y valiosa que se encuentra trabajando en relación a la música en sus más diversas variantes: en la música como arte, como expresión y patrimonio cultural, como industria creativa, como herramienta de formación y transformación en lo singular y en lo colectivo, en relación a la salud, es un campo tan rico como extenso.

LP –  ¿Actualmente la propia gestión en el músico lo distrae de su labor artística o debe incorporarse a su trabajo también?

C.C. – No me siento autorizada a responder eso, supongo que va en cada caso, en el marco general ya en otra pregunta comentaba que a grandes rasgos creo que está bueno hacer experiencia, de ahí a concluir si la gestión aporta o distrae realmente no me parece que pueda responder eso en términos generales.

LP – Con el paso de los años vemos que los intérpretes tienen necesidad de entablar un diálogo o monólogo con el público (explican los temas, hablan de los autores y compositores, cuentan historias). ¿Deben prepararse para esa situación o lo que hagan intuitivamente estará bien?

C.C. – No veo eso tan generalizado y menos como “necesidad”. Personalmente me resulta bastante desestimulante cuando la música no se sostiene con música.

LP – Como cercana al ámbito cultural desde siempre. ¿Qué esperás y/o le exigís a un artista para que te conforme?

C.C. – Pensar que yo como espectadora o participante estoy en condiciones de esperar ¡o exigir! cosas del artista me resulta absolutamente ajeno. A los artistas deberíamos cuidarlos antes que estar tan al pie del cañón para juzgarlos… ¿Alguien se pregunta qué es ser artista hoy? ¿Qué supone, qué implica? ¿Quiénes son los artistas de hoy…? A veces cuando veo las barbaridades que algunas personas se autorizan a decir sobre las obras de otros me da algo así como vergüenza ajena… vivimos en tiempos en los que cualquiera habla y pocos hacen… la palabra se suelta con ligereza, sin cuerpo, sin respaldo, sin sustancia… y un hablar así no está a la altura del hacer… cuando hago inauguro, comparto, expongo, arriesgo, soy… cuando hablo para despreciar lo que hizo otro… desde qué lugar me autorizo, ¿no?… qué sé yo… creo que uno tiene tanto para trabajar(se) que hay mucha tarea para hacer antes de ponerse a criticar a otro… Y básicamente, si realmente tengo la fortuna de poder presenciar una experiencia, un hecho artístico, en esos casos espero de mí y me exijo a mí tener la capacidad de entregarme a la experiencia de semejante acontecimiento viva y despierta.

por Raúl Vigini
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