Educar en tiempos incómodos: escenas para pensar la convivencia y la participación en la escuela


Cohorte 1 – 2025
Modalidad: distancia
Período: del 22 de septiembre al 27 de octubre
-Inscripción a partir del 21 de agosto-

Presentación

Es habitual escuchar en los pasillos de las instituciones educativas que es muy difícil comprender a los y las estudiantes. Los tipos de vínculos que traman, sus maneras de comprender las realidades sociales, sus prácticas de ocio, los procesos de construcción identitaria y sus ritmos vitales por momentos resultan desafiantes para las personas adultas de las escuelas. Estos cambios culturales y sociales suman variables a un paisaje que se modifica constantemente y que demanda de la escuela atención y, sobre todo, nuevas formas de abordaje.

Sumado a esto, la expansión del nivel secundario implicó el acceso de sectores tradicionalmente excluidos. Las trayectorias de estos y estas jóvenes trajeron a las escuelas nuevos conflictos, realidades y subjetividades que tensionaron su matriz histórica (Chaves, Fuentes y Vecino, 2016).

Como bien demostró la reciente pandemia por Covid 19, la escuela es una institución fundamental, un espacio de socialización y aprendizaje nodal en el desarrollo de los y las estudiantes (Núñez y Fuentes, 2022; Dussel et al, 2020; Di Piero y Miño Chiappino, 2020; Expósito y Marsollier, 2020). Sin desconocer la relevancia de otros circuitos y recorridos realizados por los y las jóvenes, la escuela secundaria es una de las pocas instituciones con las que las nuevas generaciones entablan relación de forma masiva y durante un tiempo prolongado. Además, continúa siendo uno de los espacios en el que los y las jóvenes conviven con otros que tienen realidades diversas. Estas experiencias habilitan la posibilidad de “vivir la juventud” (Núñez, 2023) y consolidan a la escuela como un espacio de encuentro con otros (parecidos y diferentes), de aprendizaje, de socialización y de cooperación.

La escuela en su fundamento y en su día a día tiene que construir y preguntarse, siempre de manera local y provisoria, por “lo común” (Terigi, 2008; Siede, 2007; Dussel, 2020). A diferencia de otras instituciones la escuela tiene y puede conformarse como un lugar de enunciación que difiere de la familia, los medios o el mercado. Ensayar respuestas que van más allá de la utilidad, eficiencia y rentabilidad es fundamental a la hora de pensar los vínculos, la convivencia y las formas de participación.

En ese marco, el curso pretende acercar a diferentes actores institucionales herramientas para comprender los complejos procesos sociales que sustentan la construcción de vínculos

intra e intergeneracionales y la conflictividad contemporánea en las escuelas. Como estrategia, esta formación opta por el trabajo a partir de situaciones concretas, reales: escenas escolares cotidianas que incomodan y/o que conmueven la rutina escolar; se trata del trabajo a partir de esos casos que se comparten con avidez en la sala de profesores o en los grupos de whatsapp de docentes, familias y jóvenes.

El recorrido propuesto permite dar cuenta de aquellas cuestiones valoradas por los y las estudiantes, qué roles y figuras docentes permiten revalorizar el espacio de enseñanza, qué tipos de vínculos y formas de resolución de los conflictos promueven mejores procesos de aprendizaje y de prácticas ciudadanas democráticas. También permite revalorizar la escuela, aún desde sus tensiones y dinámicas inter e intrageneracionales y desde las demandas en el tipo de experiencias con la ESI o la construcción de la ciudadanía.